EL HOMBRE CON LICENCIA PARA SER AMADO






¿Sabes?, yo no inventé al amor
Tenía otra idea de lo que era
Es cierto, me costó mucho entender tantas cosas
Lo necesario para pasar de largo y ser indiferente
¡Ah, las palabras y las muchachas decentes!
Hubo un tiempo en que escribía bastante sin tener consciencia de mis escritos
Y otro en que sin saberlo, era besado por las muchachas vírgenes
Las que nunca tuvieron la enfermedad de los besos
Y hubo años de soledad donde medité en todo lo que puede meditar un hombre solitario
¿Si las cosas salen bien?
Creo que a nadie le salieron las cosas como quisieron
Quizá sí a mí
Desde el momento en que desde los buses
Cuando me sentaba en el asiento delantero
Y solo salía para hacer el amor con veinteañeras
Me extrañaba que los policías me saludaran al verme dentro del bus
A los cuales por supuesto les devolvía el saludo
-era bien sabido desde mis escritos que solo salía de mi apartamento para hacer el amor-
-y mi fama de rebelde en la ciudad me recordaba cuando era sacado por policías de casa
Para llevarme a los psiquiátricos-
-hasta ahora recuerdo a los dos policías de aquella mañana
Cuando desperté en la sala de observación de un psiquiátrico y me dijeran:
“no estamos de acuerdo con la Dictadura, escribe, sabemos que escribes,
Escribe todo lo que puedas, porque el diagnóstico que te han dado te desahucia de por vida”-
¿Sabes?, nunca hubo mujer que se resistiera a la bonanza
El dinero es eso, atrae a todas las mujeres posibles
Y también la fama de rebelde, en un medio donde ya no hay nada qué perder
Donde las muchachas que me atendían lo supieron siempre todo de mí
¿Cuánto tiempo hace que no tengo sexo?
¡Vaya confinamiento!, ¿eh?
Los policías me dijeron: “has demostrado que aún hay juventudes en esta ciudad
Donde se pelea por la Libertad, pero con ese diagnóstico ninguna mujer te hará caso”.
Mucho más de una década después
Sin darme cuenta
Me terminé de convertir en el hombre que era de todas
Como ellas me lo repetían constantemente
Era el hombre con licencia para hacer el amor pagado
El hombre al cual el amor le era indiferente
Pero que tenía derecho a ser tratado como si fuera amado locamente
Mientras avanzaba otra vez el bus luego de haber parado por el semáforo
Y el policía volvía a saludarme
Como si supiera a dónde iba.
Yo solo le devolvía el saludo mientras me preguntaba
¿qué muchacha me tocara ahora conocer?
Está demás decir que sería, sumisa, esclava y amorosa
Y sin riesgo de embarazarla,
Mucho menos querer ser mi pareja.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco



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