LOS 40 DÍAS Y 40 NOCHES CUANDO JESÚS REVELÓ NO AMARNOS
Así de esta
formación que se me dio, se me dijo que a quien se le llamó El Hijo del Hombre
y que explicaré, al final de este saber no revelado aún, por qué los judíos lo
consideran un Hereje, alguien que negó sus propios dogmas para crear los suyos, no es Dios.
Debo decir
con total autoridad, que no hay diferencia entre un noble y un hombre sin ilustración
ni moral, sea el peor de los hombres, el criminal o el más repudiado, de igual
naturaleza de un rey, con ilustración, educación y poder, sea varón o mujer
para estos casos, si es que, para todos, los placeres abyectos han de ser un
lugar común donde no hay diferencia entre raza o clase social. Así lo registra
la historia y estos tiempos en el 2020 donde se ha revelado la lujuria y
sodomía de los católicos, su ambición de riqueza desmedida y faltos de credo en
lo que ellos llaman: La Ira de Dios.
Así, en la
era que acabó, cuando de este lado del mundo, se impuso la creencia en un falso
dios, que es la base de toda la Iglesia Católica, descrita en plena pandemia
del 2020, debo señalar lo que no está escrito siendo mi deber ante el Dios que
nadie ha visto y que, a consciencia de los hombres del Renacimiento, quienes experimentaron una peste tan mortal como el virus que ahora asola al planeta, lo retrataron
como un ser humano, exaltando más el placer, librándose de culpa alguna de una
naturaleza humana despreciable donde el planeta entero ve ahora lo que somos.
Este llamado
Hijo del Hombre según los textos de sus creyentes de doble moral desde que se impuso
su credo, estuvo 40 días y 40 noches en un monte frente al diablo, a sabiendas
que éste es el que domina con el pecado en este mundo.
De toda esa
palabrería escrita que atormenta hasta ahora a los humanos que nada pueden
hacer ante el conocimiento del placer, por ser una Ley para nuestra procreación,
relacionándole ello con algo llamado Amor que, en pleno siglo XXI nadie lo ha
hallado, salvo sea a través del sexo, pasión que no dura mucho tiempo y hace
que tanto varones como mujeres se desvíen sexualmente o, se corrompan, haciendo
de este mundo una gran tragedia, por ser el sexo una fuente de descontrol que
domina tanto a hombres como mujeres, sin dejar en paz a aquel que le conoce,
con el fin de procrearnos y, es motivo de condena para los católicos y el Hijo
del Hombre que, vino a condenar y castigar, señalando un infierno para sus
pecadores, conocedor que el pecado al cual acusa, viene del mismo diablo,
representado fundamentalmente en los apetitos desmedidos de la carne, se puso a
dialogar con el diablo, sabiendo que es él el que tienta a tanto varones y
mujeres con los placeres, en vez de MATARLE, apenas dijo que venció sus
tentaciones, sin hacer justicia al ser humano que, liberado del diablo, hoy
estaríamos libres de maldad y lujuria y, limpios ante la mirada de Dios,
seríamos sin pecado y dignos de volver al Cielo, donde somos dignos de una vida eterna en la que no hay
bajas pasiones y otra es la sabiduría del hombre y su forma de vida.
Jesús no MATÓ
al diablo, cuando bien pudo hacerlo, y en consecuencia, dejó a éste libre en
este mundo hasta hoy, generando todo el mal con el cual se acusa a Dios, cuando
Jesús, nunca le representó, sino fue un plan para crear otra religión, en la
que humanos inocentes, presos de los placeres de la carne, inevitables para que
la especie humana no desaparezca, si nos basamos en sus enseñanzas, falsas
totalmente, condenó en vida al ser humano a estar a merced del diablo, dueño
del hombre y la mujer, relacionando el sexo como pecado y perdición.
Su DEBER FUE
MATARLO SI ES QUE TANTO NOS AMÓ. Pero no era hijo de Dios, sino un simple
hombre que era correteado en los templos cuando predicaba, ridiculizando para
los que le adoran la naturaleza de su dios, cuando el verdadero Dios, no es de
carne ni de nuestra naturaleza. De ser cierto este pasaje de sus libros
llamados Biblia, donde Jesús es tentado durante 40 días y 40 noches, revela que
nunca amó al ser humano, porque de haber matado al diablo, hoy todos estaríamos
libres de pecado y en un Cielo que estaría en este planeta, donde no tendríamos la maldad. Porque una cosa es el Libre Albedrío, y otra, un organismo destinado
a la procreación y el sexo, si es que eso es atribuido a su satanás.
Julio Mauricio
Pacheco Polanco
El varón que
testimonia haber visto La Estrella de David
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