POR QUÉ NADIE VIO A DIOS
Visualizamos lo
que llena nuestro mundo interior y atraemos lo que sentimos, así, el ser humano
tiene la libertad de corregir sus errores o empeñarse en volver a cometerlos. La
pandemia lo está demostrando.
El ser humano
luchó tanto por sus Derechos Humanos, porque siempre habrá gente que los
vulnere, por esa razón se creó La Ley y la Justicia, para impedir a toda costa
que las personas hicieran daño con premeditación a quienes nada le han hecho. Es
una característica constante del ser humano el querer hacer daño a su semejante,
no solo psicológicamente, sino agresiva y físicamente. De eso estoy convencido.
El ser humano se ufana de decir: yo destruí a esa persona. Entiéndanlo bien, no
hay esa tal Ley del Karma en el mundo, lo que existe es procederes que
arrastran desgracias por no querer obrar con rectitud. El que actúa haciendo
daño, atrae el daño y, el que practica El Bien, lo practica porque está en su
naturaleza y no quiere corromperse con algo que no le agrada, lo cual no hace
impune el daño que se le haga a otras personas sin razón alguna.
Por ello,
joven lector, no permitas que la gente que ya no tiene nada que perder, vulnere
tus derechos humanos. Lo primero que todo joven debe aprender es a defenderse
de aquello que vulnerará sus Derechos Humanos, porque será inevitable hallar
personas que se jacten de humillarte, destruirte psicológicamente o agredirte
físicamente. ¡No debes consentir ello jamás! Porque los que se jacten de
hacerte daño, no sienten culpa por ello, no sienten que han transgredido su
consciencia o han cometido algún delito, a pesar de saber que están haciendo
daño a alguien que nada les ha hecho. Debes aprender a defenderte y no permitir
que nadie te quite tus derechos a hacer tu vida, no permitas que te conviertan
en un chivo expiatorio, en alguien con quien todo el mundo se desquite, porque
las personas lo hacen diariamente entre todos sin que La Ley haga algo.
Así entiendo,
la literatura debe hacerte entender joven lector que eres una persona con
deberes y derechos que nadie puede dañar, ni moral, ni físicamente.
No permitas
tampoco que te utilicen para fines donde tú no has decidido comprometerte, esa
es labor de La Ley, no tuya, por tanto, La Compulsión es un delito contra la
persona que no elige circunstancias a las que se ve obligada realizar. Nacimos con la facultad de ser libres y, si en tu entorno hay drogadicción, alcoholismo o
crímenes, solo vela por ti. Nada se puede hacer ante ello, tú solo eres una
persona con derecho a ser feliz, no el que esté llamado a ser el líder que
luche contra ello, esa es labor de La Ley.
Si no te
agradan los homosexuales ni las lesbianas, no estás obligado a rechazarlos o
convivir con ellos. Los que tienen este tipo de conducta no son reflejo de una
determinada época en la historia, siempre han existido, y pierdes tu tiempo en
querer cambiarles, lo más sensato es alejarte de esa gente y dejarles vivir sin
permitir que entren en tu vida, es tu derecho. Tu deber es dejarles vivir. Si son
felices o no lo son, no tienes ningún compromiso ante ello. Aquí nada tiene que
ver Dios y lo que te exija ante ello. Dios no te pide que cambies a las
personas. El cambio es personal, no lo que tú les puedas decir. Y las personas
son las únicas que tienen ese derecho: a elegir cambiar o no. Si los jóvenes se
drogan o se alcoholizan, no es tu deber hacer campañas en contra de ello, a no
ser que seas La Ley. Los adictos al alcohol u otras drogas, son personas que no
pueden ser curadas con discursos terapeutas ni con fármacos. Mientras no
vulneren tus derechos, déjalos vivir en sus lugares, siempre y cuando no
perturben tu paz y tranquilidad, de serlo así, La Ley tiene el deber de
restituir tu paz y tranquilidad, pero tú no eres el llamado a resolver los
problemas de adicción de las personas, tampoco de hacer campañas sociales,
porque eso no soluciona nada, ya que nadie obliga a las personas a beber u
drogarse, esa es decisión de ellas. Mientras no vulneren tus derechos humanos,
o tu derecho a tu paz y tranquilidad, ignórales, porque tu labor es dedicarte a
lo que te interesa, no a resolver los problemas que les competen a las
autoridades.
Entiende joven
lector, no estás obligado a salvar al mundo, asumir esa consigna es un crimen
que viola tu derecho a elegir tu destino. Debes entender que cada quien sabe
qué es lo que hace y no puedes estar todo el tiempo diciéndoles qué está bien o
mal, ese no es tu deber, tu deber es solo para contigo y las personas que
consideres, merecen tu atención y tiempo. Si el mundo se está matando entre sí,
debes entender que tú eres solo un hombre solo, y que nunca un hombre solo pudo
cambiar a una sola persona, mucho menos podrá cambiar a miles de millones de
personas.
Esto no es
indiferencia, es la ruptura del paradigma del fanatismo, sea religioso o
ideológico. Tienes derecho a ser dueño de tus pensamientos y ser libre dentro
de ellos sin sentir culpa. Si eres un transgresor, es bien probable que pagues alguna
condena por ello y pierdas tu libertad. Si eres una persona correcta que
entiende que no es un conflicto dominar sus pensamientos y está en paz, y vive
sin hacer daño a las demás personas, sujetándote a lo que La Ley de tu país
dice, no tienes nada entonces qué temer. Si el mundo no te agrada, no estás
obligado a tener hijos ni hacer caso a lo que te insten otras personas, repitiéndote
que es la ley de la vida, el casarse y tener hijos. No es así.
La soledad no
es una enfermedad. Puedes elegir la soledad si tu entorno está lleno de gente
que no se enmienda y procede de manera incorrecta. No tienes por qué perder tu
identidad y estar obligado a ser igual que el resto.
Cuando conozcas
el amor, sabrás que no es un juego y que te marcará de por vida, tomarás
decisiones que no pensaste tomarías jamás, pero solo eso lo entenderás cuando
pierdas la inocencia ante el descubrimiento del placer y te des cuenta del
poder que tiene éste sobre el ser humano. Tú decides por tanto sin que nadie te
obligue a ser padre o madre. Cualquier movimiento que obligue a personas que no
están en capacidad de ser padres, no merece crédito ni obligación moral sobre
ti. Conozco demasiado al ser humano y tarde o temprano lo conocerás. No hay
santas ni santos. Y sobre el sexo, he revelado desde mis escritos todo lo que
debes saber para evitar los embarazos no deseados, cualquier otro alcance lo
conocerás por ti mismo en su momento. Los niños por nacer no merecen un mundo
donde el ser humano siempre estuvo contra el ser humano, ésa es tu decisión,
seas pobre o millonario, que, en este mundo, nadie es perdonado, ni el hijo de
un rey o de un magnate.
Recuerda, no
estás obligado a ser un líder ni adherirte a causas que no las sientas en carne
propia. No permitas que te dogmaticen o adoctrinen con causas que no las
sientes a expensas de ser un solitario, si el precio a pagar sea tu obediencia
y pérdida de tu libertad de fuero interior.
Porque cuando
ames, te darás cuenta que las personas no cambian, que tienen su propia forma
de ser y, si no puedes cambiar a quien amas, mucho menos podrás cambiar a los
casi 8 mil millones de personas que hay en el planeta, cada quien convencida
que su forma de proceder es la mejor.
Por eso, está
en ti creer o no creer en lo que te proponga una religión o un contexto social.
Recuerda, tú solo no puedes cambiar a un país y, la política solo te
corromperá, a expensas de perder tu libertad y felicidad.
Nadie ha
visto a Dios, los textos sagrados aguantaron letra de hombres totalitarios que
se creyeron dueños de la verdad y se atribuyeron la potestad de decirle a los
seres humanos cómo debían pensar, actuar y vivir. Y eso es un crimen que solo
tú decides aceptar o rechazar.
No estoy
escribiendo a favor del egoísmo, estoy escribiendo a favor de tu derecho a ser
libre y vivir tu vida como tú la elijas, sujetándote a lo que La Ley de tu
entorno lo estipule. Es cierto, suele La Ley ser injusta, pero no podemos
elegir vivir en una isla alejados de todos. Sea donde naciste, es porque
naciste solo donde podías nacer. Si decides luchar por mejorarla, es tu
decisión, si decides acatarla, es tu deber, pero si eres un transgresor, sabes
que te esperará una condena.
Así, desde
esta pandemia, he meditado sobre estos temas que es necesario comunicarles a
mis lectores, porque me he arriesgado a todo por querer salvar un mundo, que
convencido estoy, no merece ser salvado, para finalmente ya no denunciar sino,
alcanzar a mis lectores que tengo en el planeta que, el derecho de toda persona
es ser feliz, sin que nadie te diga de qué manera puedas serlo. Tú eres el
único que elige cómo debe ser tu vida, yo solo te aconsejo que seas una persona
que no transgreda La Ley, porque otro consejo, solo te traerá decepciones y
penas, que no merecen ser sentidas.
Julio Mauricio
Pacheco Polanco
Pensador
Libre
Todos los
Derechos Reservados para
Julio Mauricio
Pacheco Polanco
Comentarios