SI DEL AMOR HABLAS




Si quieres amar, está bien, ama, nadie te obliga a no amar, no todos los aprendizajes son iguales. A algunos les fue bien en el amor y, a otros, nos dejaron una enseñanza definitiva, pero eso no quiere decir que mi experiencia es absoluta. Hay gente que necesita dialogar con otra persona para sentirse acompañada. Tantos errores se cometen en el planeta. Me dirás que todo está mal, y en ello te doy razón, pero hay gente que, en un rato de mal humor, te hace daño, y al momento te trata bien, ¿difícil de entender?, no, somos así, y esa es una de mis razones para escribir que no somos perfectos, que somos humanos. Que se miente mucho, sabe Dios qué razones poderosas hay para mentir, a pesar que me empeño en no hacerlo y a sabiendas que en cualquier momento me pueden meter en problemas personas que ni conozco. A esto le llamo el derecho a estar vivo y a ser un Pensador Libre, es decir, a elegir qué pensar y escribir, sin imponer nada de mis escritos a las demás personas, bastante tiene cada quien con lo suyo y lo menos que quiere como lector, es hallar a un escritor que le confunda en un contexto de pandemia donde el planeta anda muy confundido.
Esa actitud que partió de aquellas personas que porfiaron en hacer creer al ser humano que Dios castiga y que estuvimos bajo la Ira de Dios en esta pandemia. Dios no es malo, solo nos da libertad para desde nuestra naturaleza que es diferente a la suya, aprendamos a entender por qué es importante practicar El Bien y la prudencia. ¿Hubo castigos porque el ser humano fue muy malo a lo largo de la historia? Otra cosa es que se atribuya a lo inevitable relacionándolo con el castigo de Dios. No conocemos a Dios, no sabemos cómo es su naturaleza ni qué propósito tiene para con nosotros, al menos, me dio el privilegio de ser un Pensador Libre y testimoniar así desde esta pandemia donde estoy confinado desde el 16 de marzo y solo he salido algo de no más de 5 veces para lo esencial, dándome con la sorpresa que la gente hacía su vida. ¿Perdieron temor al virus?, ¿eran asintomáticos? No lo sé. Entiendo que hemos perdido el temor a la muerte con esta experiencia, y también, que nuestro gran temor era morir, negar que somos mortales, algo que es imposible de evitar.
Miremos a los muchachos que celebraron la semana pasada en Wuhan. Esa fue la normalidad por la cual no solo pelearon ellos, sino, el planeta entero pelea. Curiosamente no vi en los videos muchachos bebiendo, ni fumando cigarros. ¿Cambió algo en la actitud de ellos? No pueden negarme que la alegría es parte inherente al ser humano, y eso es algo que sucederá en todo el planeta tarde o temprano cuando el virus esté controlado. La juventud es así, también fui joven y quise estar en discotecas y con muchachas de mi edad. Que si me tomé en serio el hecho de querer cambiar el entorno que encontré, no fueron por convicciones legítimas, fue porque reclamé algo que me parece fue bien injusto, porque amé siempre el conocimiento y fui muy apegado a los libros como hasta ahora. Se preguntarán mis lectores que yo, como escritor, que guardo confinamiento desde el 16 de marzo, cómo es posible que ahora escriba sin usar cigarros y solo haya consumido limonadas sin azúcar y, cuando haya estado muy feliz, me comprara Socosani Black para escuchar canciones que hablaban de cambiar al mundo. Cómo me costó entender que el niño que viene a este mundo no tiene ninguna obligación al momento de ser considerado dentro de una generación que nace con consignas. Somos libres y, por tanto, unos optamos por El Bien y, otros, por el mal, y solo Dios sabe por qué razón ocurre ello.
Los confinamientos me hicieron entender a los presos, hacinados en celdas, enfrentados en espacios reducidos donde era imposible no hacerse daño unos a otros, porque eso se vivió en los confinamientos en todo el planeta: agresiones entre personas que estaban encerradas en espacios reducidos, enfrentándose ante la angustia de la muerte. Si convivir no es fácil y las personas sienten que se asfixian y necesitan de su espacio propio, por más que se amen, tuvimos que ser todos los hombres para entendernos más y a los demás.
Y no fui un transgresor de La Ley a pesar que denuncié al Presidente a todo momento cuando en un principio fui su seguidor, pero no fue solo con él, fue con todos los hombres más poderosos del mundo y, fue por razones asumidas de convicciones que asumí: salvar al mundo. Pero las personas no querrían llevar mi estilo de vida ni tampoco están obligadas a ello. Ya he vivido mucho en relación a las mujeres y fui amado como si fuera de verdad así el sexo haya sido pagado. Que si las trabajadoras sexuales son un misterio que muchos condenan, llegado el momento las entenderán, pero no disculpo ni condeno a nadie, entiendo, el criterio para impartir justicia en este planeta no es totalmente sabio. ¿Los amos del mundo nos quisieron dar una lección? ¿Facebook fue censurado en contra de su voluntad? ¿Google evitó desde su criterio, información que pudiera confundir más al planeta si es que perdimos muchos la razón, pero nos recuperamos? Amazon ¿se aprovechó o de la pandemia, o fue el único que asumió el riesgo de atender hasta donde pudo cuando nadie quería hacerlo con sus productos en línea?
Porque yo no vi bebiendo ni fumando cigarrillos a los muchachos de Wuhan que por fin celebraban la libertad después de 5 meses de confinamiento y eso, entiendo, es lo que el planeta espera. Es así la naturaleza del ser humano. Que yo haya tomado otra decisión, deben entender, tengo casi 49 años y ya soy un hombre vivido. No es pues válido que habiendo tenido momentos de mundo en mi aprendizaje, exija a los jóvenes la compostura que es propia de mi madurez y experiencia. ¿Condenar por los momentos donde hubo guerras y saqueos o desquicios dentro de nuestra historia universal? Millones de muertos por fanatismos ideológicos, cada quien creyendo tener la razón. Meditemos bien cómo es nuestra naturaleza. Ya estoy convencido, pero no impongo mi manera de pensar, que mis escritos no influyan tu propia manera de pensar, el ser humano no cambiará, así aparezcan pandemias mucho peores, que las existieron, pero nunca aprendimos de nuestro pasado.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
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