TESTIMONIOS DE LA PANDEMIA
Mientras bebo
de mi jarra con limón sin azúcar, escribo este testimonio para decirles Planeta
Tierra que, esta dura crisis sirvió para revelar lo que hay dentro de tus
pensamientos, lo que solo se piensa y se hace en el momento de la Verdad.
He tenido
mucho tiempo para meditar en lo que es el comunismo y, en que el ser humano es
más despreciable de lo que se puede uno imaginar. Todos conspirando contra
todos, demostrando que el ser humano es incapaz de sentir algo por su semejante.
Hice dos
declaraciones donde ofrecí toda mi obra para que sea donada para la gente pobre
y sin alimento, con la salvedad que el dinero a donar no sea para beber, ni
drogarse ni mucho menos usarlo con trabajadoras sexuales.
Medito en
este momento si acaso la cultura de las drogas y el alcohol es mundial, propia,
inherente al ser humano, sin distinción de clase social.
El fin de
semana pasado en Wuhan, China, vimos todo el planeta, unos a favor y otros en contra,
en los comentarios, ante las reacciones de ver cómo miles de jóvenes celebraban
casi desnudos en una piscina el regreso a la normalidad, en un concierto de
música electrónica, sin importarles el daño que ocasionó en el planeta, daño
psicológico y de muertes, entre aparentes quiebras y reales pérdidas de
trabajo, el virus que salió de ellos.
Ahora voy a
escribir sobre La Culpa y las religiones. Si bien, el comunismo se intenta
adueñar de las conductas de las personas, cosa que no se ha visto en los videos
de festejo en Wuhan del fin de semana pasado, a fecha hoy 18 de agosto del
2020, las religiones hicieron algo más atroz, adueñarse de las almas de las
personas, es decir, de los pensamientos.
Donde el
hombre hiciera algo condenable a lo que se le enseña desde niño, sentiría culpa
y arrepentimiento, temor ante un dios que juzga y condena. Si te enseñan eso
desde niño, desde que el contexto social empieza a dar formar a tu razón, tu
criterio de consciencia que reitero, como lo dije en toda la pandemia, este
criterio de consciencia, se sujeta a La Ley de cada país, siendo por ello que
la culpa o el pecado, es diferente para cada cultura, según sea al dios que
adore, así, ante el Libre Albedrío que el ser humano siempre tuvo, la religión
fue un juzgador torturador para los seres humanos que fueron transgresores así
sea solo con el pensamiento. Es cierto, necesitamos en el momento más cercano a
la muerte de un Dios a quién pedir ayuda, pero ese Dios no es el que las
religiones nos enseñan que es, ya que no estamos hechos a su imagen y semejanza,
porque si así lo fuera, dios tendría ano y miembro viril, y por tanto, sería tan humano como lo es el
hombre o la mujer, y no condenaría desde su sabiduría lo que es inherente a las
hormonas que tenemos tanto varones como mujeres, necesarias para nuestra
procreación, experiencia inevitable, sin que en esto tenga algo que ver
selección alguna de especie o evolución, porque sinceramente, el ser humano no
evoluciona en nada, lo evidencia esta pandemia, donde rápidamente la gente se
olvidó que solo se requiere de lo
esencial para subsistir, sea la alimentación, la salud, y una vivienda,
como dinero solo para lo básico; también pude percatarme que alejados de la
mujer, el varón no tiene deseos sexuales y está tranquilo, si es que el sexo es
una evasión y nos muestra otra forma de felicidad, siendo esto aporte de mis constantes
escritos, pero, un varón como yo, con un amplio conocimiento sobre la intimidad
de la mujer y el sexo, al haber estado y estar en confinamiento hasta ahora,
entiendo, hay una paz mayor que nada tiene que ver con la que “supuestamente”
otorga el amor de una mujer, si es que las relaciones de pareja siempre han
sido un fracaso para las personas.
El ser humano
no aprende nada ni estando frente a frente a la muere. Olvida rápido lo que ha
vivido, y esa fue la intención de todos los videos que grabé sobre lo
experimentado desde el origen de esta pandemia y fueron públicos desde las
redes sociales.
Si se acusó a
los amos del mundo de ser sádicos desde su poder con la economía mundial, y los
medios de comunicación, lo fue más el ser humano con su semejante, prestándose
para la mentira que consiente el dolor y la angustia que fue sentida, y sin
piedad alguna, aplicó de igual manera con su semejante en todas partes del
planeta. ¿Y todo con qué fin? ¿Dinero, poder? Esto escapa a mi comprensión. Rompo
por ello mi compromiso generacional de salvar al mundo, la consigna con la que
nació el que escribe, cuando contemplo a un ser humano que no desea ser salvado
y, solo desea seguir haciendo daño a las demás personas, quizás eso sea
practicar El Mal, descrito con claridad en esta pandemia, donde murió mucha
gente que no sé si sea inocente, o temiera en el momento de la angustia por
todo lo que hizo en vida.
Es cierto,
también di testimonio de haber visto La Estrella de David y en ningún momento
me atribuí la arrogancia de escribir en nombre de Dios, solo doy testimonio
desde mi facultad de Pensador Libre.
Tengo una
viva imagen de un domingo en un restaurante que queda en el cercado de la ciudad
de Arequipa, donde una mujer que pasaba de los 100 años, a paso lento, entraba
al restaurante para vernos a los ojos, persona por persona, como si nos
recriminara algo que le habíamos hecho. En este momento pienso que esa anciana
de muy baja estatura que caminaba muy despacio, pero con la ira propia de quien
fue engañada, vivió el terror de un fin del mundo que la confinó hasta esa
fecha. ¿Cuántos fines del mundo he vivido a mis 48 años? Puedo decir que
muchos, inclusive los que se dijeron desde pleno confinamiento.
Mientras tanto
en España y Argentina la gente ha salido a protestar por su derecho a volver a
la normalidad, pero a qué normalidad desean volver, ¿a la que se vivió en Wuhan
el fin de semana pasado donde parecía una orgía?
¿Corrupción?
¿Deseos de hacer daño a los semejantes? ¿La derrota de La Palabra?
Rompo así de
esta manera la consigna de mi generación sin haber transado con el sistema, ni
haberme corrompido, mucho menos prestarme para este gran engaño mundial, mis
escritos como pueden ver, son gratuitos y no lucro con ellos, este Blogger no
está monetizado, sigo siendo Impoluto y, con el convencimiento que el ser
humano me ha decepcionado más de lo que ya sentía antes de la pandemia.
La Mentira
siempre venció ante los buenos propósitos. La gente siempre dijo una cosa, muy
diferente a lo que pensó y, actuó de manera también distinta. Aquí solo
se reveló algo: que el ser humano siempre se rio de su consciencia, transgrediendo
sus valores, haciendo solo su voluntad, a cualquier precio, y eso es el ser
humano.
¡Bah, por la
humanidad!
DIOS NO TIENE
ANO
Julio Mauricio
Pacheco Polanco
Pensador
Libre
Todos los
Derechos Reservados para
Julio
Mauricio Pacheco Polanco
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