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Arequipa, Perú
22 de setiembre del 2020

A mi caminar, contemplo en mis sueños
La muchacha de cabellos delicados y resistentes que
Tomaré con mis manos
Para luego alzarla en mi vuelo
Hacia el universo que descubrí este amanecer
Cuando vi los cielos de colores rojos rosados
Después de haber cruzado el otro más allá
Mucho más arriba de los astros
De los hombres que encienden Lunas
Guardianes que me abrieron paso
A un universo bello que puedo ver,
Así, debo hacerme espacio
Donde mis pies no destruyan este lugar
Tan pequeño, tan atómico.
En la mujer de piel nacarada
No he hallado rastro de venérea alguna
Y en la de ébano perfecto, todos los secretos
De los africanos,
Los labios de la mujer oriental china
Más alta que yo, me dijeron seguramente:
“Te amo”, porque cuando la besé sonreía ella,
¡Ah, mis manos que han tocado centenas de muchachas!
Olores donde reina la felicidad y la dicha
¿No he escrito cuando ya no quedaron héroes?
Yo, coloso ante los océanos,
He conversado con gente del pasado
Y he visto la esclavitud de los hombres de
Poder, riqueza y desconfianza extrema, 
Gobernando desde siempre imperios
donde nadie fue feliz.
También me he compadecido de Dante
De los prelados que están en constante pelea contra sí mismos
De los hombres que sacrifican a sus mejores hombres
Del pequeño Voltaire y Rousseau, genios espectáculo
Entre geniecillos que escribieron
Para la inutilidad de París, una isla en lo que quedó de las Europas
O un emperador con traje de geisha
Saludándome desde lejos desde la tierra del río amarillo,
Donde Confucio es ahora un dios viviente
Tal cual, como las primeras piedras gigantes,      en el paleolítico, en las tierras donde se originó este mundo, hechas para sus propios dioses, hombres elegidos para honrarles con su sabiduría,
Entre rituales de guerra
Y sacrificios para agradar a su dios Clima,
Origen de la beligerancia, de las tierras estériles
De los hombres enloquecidos y llenos de bravura
Atados a la punta de barcos navegantes
Enfrentados contra los mares más fuertes
Decididos a morir antes de morir
Empujados por los años del hambre
Hacia tierras de sacerdotes mansos
Adoradores de dioses de tiempos vencidos
Bajando estos hombres, desde el norte hasta el sur
Como quien baja de lo más alto
Por no poder habitar más en sus tierras
Espantados por la ira del cielo
Donde los astros se encendieron hasta enloquecerlos
Y mostrarles tantas Lunas como lo fueran estrellas
Y hacerles perder la razón
Para desde sus ojos amarillos, girar la mirada
Hacia el fin del mundo
y hallar nuevas tierras con nuevas gentes
Cuando la noche, luminosa y blanca, en vez del espacio azul, mostró otra vez 
El Escudo de Dios, El Hexagrama,
Les ha revelado algo desconocido
Entre días donde el aburrimiento era compartido
Con carnes y verduras
Hasta saber de virus asesinos
Ante los cuales nada pudieron hacer los hombres sabios
Porque donde ahora no hay agua
Y todo es desierto y sol intenso
Adoraban los hombres dueños del Mediterráneo
A las creaturas elegidas de los pueblos costeros del Primer Mundo
Mientras ellos rendían culto a su Baal
Astro sol, anticristo de los salvadores
Herejía para los sodomitas
De saber errado, que formaron por cada pueblo y generación sus propios Mesías
Para crucificarlos y abandonarlos
Y luego honrarlos al dios Clima que no conocieron nunca
Y al cual siempre temen.
¡Oh, mi dicha y mi gloria!
Saberme Poeta cuando todo parece perdido
No un salvador ni un personaje repetido del pasado
Tampoco un vidente ni profeta,
He visto a otras generaciones enloquecer,
Leyendo lo que autores atormentados
Han creído era lo que el hombre y la mujer buscan,
En el tiempo,
Antes de ceder a los territorios oscuros del frío
Del silencio y el miedo
Donde reina el terror que es anterior
Al magnífico despertar un día antes de La Primavera
Cuando a lo lejos, el tesón de las manos laboriosas
Honran las Islas de Pascua
Antes de llegar a las montañas elevadas de China,
Donde los hombres de piel morena y ojos negros
Guiados por su creación intelectual:
El hombre de piel blanca amarilla y de ojos azules intensos y cabello negro,
Echan agua sobre el terreno
Hasta que se convierta en hielo
Y con fuertes caballos dominados
Arrastren bloques de 300 toneladas de piedra
Como en su momento fue hecho por los egipcios
Unos para su ciudad prohibida
Y otros para sus pirámides, refugios donde terminaron muertos
Hasta ser derrotados por el astro sol
Sin haber conocido al hombrecillo que con una mano, lo enciende todos los días
Solo para vernos despertar
Para hacernos entender que Dios no es él
Ni tampoco el hombre sacrificado
Que el universo es un lugar no explorado
Y apenas estamos aquí solos
Creyendo que cuando vemos a los hombres que encienden las estrellas
Estamos viendo a naves extraterrestres
Que vienen de otros planetas
Cuando en realidad son guardianes del cielo azul
Que a todos enseñan el recorrido
La sabiduría necesaria
Antes de entrar
Al universo del cielo color rojo rosado y nubes blancas
Donde vuelve a empezar El Paraíso
Como lo fue para Colón
Cuando halló sin saberlo, las Américas,
Conociendo otros mundos
Cuando se pensó en ese entonces
Que en la línea del horizonte acaba el plano
O plato o planeta
Sin percatarse que esas montañas
Que terminan en aparentes caprichosas mesetas
Hubo un hombre gigante que vio todo desde lo más alto
Y a medida que fue bajando,
Miraba un universo que no entendía
Hasta llegar al mar
Y preguntarse el mismo por qué
Que todos los hombres nos hemos hecho
Cuando hemos clamado por El que nos Cría
Y creíamos nada hallaríamos
Si acaso es uno solo el saber
En un tiempo continuo y eterno
Donde he nacido
Y del cual sé, nada tiene fin
Como mis estimados lectores habrán de saberlo
Antes de derrotar todos los libros heredados
Y en el momento de partir
Vean en el cielo encenderse todas las estrellas
Para hacer del cielo azul el firmamento blanco intenso
Luz de los hombres purificados
Que se unen con Dios
Por libre elección
Y total felicidad
si es que escribo esto,
con el fin de que no quemes tus escritos.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
Arequipa, Perú






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