EL AÑO DONDE EL HOMBRE SUPO QUÉ ERA


 


Fue un año muy difícil para todos, nadie quería ganar el Premio Nobel, nadie quería ser Presidente de ningún país, los escritores guardaban silencio y no querían escribir, la desorientación fue total para muchas personas, creo sin duda, salimos del mundo de la imaginación, para entrar a la realidad.

Así, la mayoría de personas no quisimos tener hijos, tampoco tener sexo.  Entre el terror concientizado que se halló en los medios de comunicación, decidimos apagar las radios, dejar de ver la televisión y leer los diarios. Entendimos quién era digno de tener credibilidad y quien no; entendimos también quiénes eran obedientes y quiénes eran libres. No era momento para dar discursos cuando la palabra se prestaba para interpretaciones que podían generar caos, cuando no hubo respuestas en el momento inmediato.

Creo que el ser humano se deshizo de todo tipo de ideología, ninguna respondía a lo que ocurrió en el planeta. Eran horas donde se meditaba mucho en lo que se escribía, por ser responsables al momento de hacer literatura.

Se dio un quiebre en la historia del ser humano y, todo lo que habíamos aprendido en cualquier disciplina, vimos, necesitaba un replanteamiento, ignorando mucho más de lo que se ignoró antes de lo que ocurrió a la humanidad.

El silencio era eso, un dulce existir como un incierto no saber qué decisión tomar. De algo seguro afirmo, ocurrió para quienes crecimos como personas: aprendimos a no dejarnos llevar por lo que pensáramos, fue necesario verificarlo con nuestros 5 sentidos, cualquier otra explicación a lo que ocurrió con el ser humano, no fue válido, era solo imaginación y, ello, no sirvió para salir de la oscuridad en la que vivimos hasta antes del 2020. Debo explicar esta oscuridad como una etapa en nuestra historia, desde la que nuestra conciencia estaba en un estadio inferior. La gente había involucionado en vez de crecer, amaban más a los perros que a las personas, si así generalizo que nos habíamos deshumanizado. Las teorías fueron solo eso, teorías, inservibles en lo momento requerido, cuando todo fue incierto.

Y en esto hablo solo por mi persona, no por el resto de la humanidad. Así, a pocos días de cumplir mis 49 años, vi a la humanidad sumirse en muchas dudas, entre fantasías que ahondaron misterios que no puedo entender, si es que solo puedo entenderme a mí, no a las demás personas y, este escrito solo responsa a mis pensamientos, no al de las demás personas, si es que fuera así mi testimonio de aquellos días, cuando las verdades de las personas se me fueran expuestas, sin creer en ninguna de ellas.

Aislados e incomunicados con el resto de personas, solo nos quedó la mente para acompañarnos, y en esto se tuvo que ser muy cuidadoso, uno tuvo que aprender a elegir bien sus pensamientos, para no ceder ante la vileza de un mundo, donde nada era creíble en su totalidad. Todos los sistemas fracasaron, las artes también, las grandes fortunas no sirvieron para nada, los que tenían poder fueron expuestos en sus flaquezas y, pocas personas libres como yo, vimos con terror, lo que ocurría con el ser humano, con la duda de saber si era cierto o no, si acaso alguien muy poderoso nos estaba haciendo pasar un muy mal momento, con el único fin de divertirse, a costas del ser humano, de su dolor, sufrimiento que nadie olvidó, entre el exterminio de la familia humana y, mi desprecio a la vida por todo lo que ocurrió en el planeta. ¿Tenía que cambiar mi personalidad? Llevé muchos años aislado de la sociedad donde crecí, dedicado por ello solo a escribir, sin poder desarrollarme en ningún lugar, por ver cómo se destruían la vida unos a otros, por algo llamado dinero, algo que no sirvió para nada, cuando estuvimos a punto de desaparecer del planeta. Medité mucho en todo lo que aprendí y sobre qué certeza debía seguir vivo, solidarizándome con el ser humano, y me desengañé también. Lo que nos hicieron sentir, no era la vida, era la imposición de la vesania de algunos subnormales que, sacrificaban a sus mejores hombres para convertirlos en sus dioses, representantes de sus propias ideologías, formas de entender, cómo debía ser la existencia para cada individuo, dentro de nuestra sociedad. Ello lo entendí como un totalitarismo, si lo es cada religión, cada aporte filosófico, cada libro escrito que no aclarase de inmediato que, lo escrito, solo correspondió al aprendizaje personal, no a un conocimiento general de todas las personas. Escribo sobre lo que vi, y así fue mi testimonio de aquellos años, donde lo más vil salió a revelarse del interior de las personas, si acaso en esto debo puntualizar, es así el ser humano, un ser imperfecto que disfruta practicando el mal y, que rechaza el bien, porque esto es lo que aprendí de aquellos días, y así lo testimonio.

Fue así mi silencio y mi rechazo a cualquier consigna generacional, el no haber querido tomar la palabra en el momento requerido o, escribir lo que me negué a hacerlo, por considerarlo despreciable y aborrecible.

La sabiduría que tuvimos fue errada, y el ser humano se hizo mucho más desconfiado de todo. Si se quiso dar un cambio al ser humano, fue seguramente hecho por gente muy enferma, porque lo único que consiguió, fue solo enloquecer al ser humano, embrutecerlo y, deshumanizarlo más, envilecerlo, hacerlo ruin, mucho más malvado de lo que fue antes y, mucho menos humano de lo se fue hasta antes del 2020.

Queda claro, si es que lo que nos ocurrió en el 2020, fue dejarnos bien en claro, que solo somos hombres, hombres que quisieron ser dioses, cuando en realidad solo son animales, a los cuales les enseñaron a hablar, y muy mal, todavía.

 

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Pensador Libre

Arequipa, Perú

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO