EL FUEGO QUE LES HIZO
CENIZAS
Qué detengo con estas
palabras o qué cambio con estos escritos
Qué puede mi voluntad
ante muchos causes de muchos ríos
¿Puedo borrar todos los
titulares de los diarios para escribir otras historias?
Así pasara todo el día
apagando los televisores nunca acabaría
Desenchufar las radios
significa estar en silencio
Pero veo que las
personas le temen al silencio
¿Escribiría miles de
libros para mostrar otras realidades donde refugiarse?
O debería inventar
nuevas palabras para que las personas se comuniquen
Sé que no tengo derecho
sobre la mirada de otras personas
Pero hace tiempo están
mirando hacia una nada que los devora
¿Hay alguna mano
honesta que señale un camino para todos?
-los locos hacen señas
para recorrer caminos bellos, pero son pocos-
-la mayoría de personas
se autodefinió como loca para ocultar sus maldades-
No puedo dejar de
recordar el traje de obispo que se remataba por Facebook
-no son los tiempos
para Jesús El Cristo-
-y estos eran los
tiempos para Él-
-esto para mí es
incomprensible-
¿No debía manifestarse
Dios para todos en los dos años pasados?
¿No se habría salvado
la humanidad y convertidos todos al bien?
-de estos privilegios
sé que estuve a salvo por sus revelaciones-
-pero si Dios se
hubiera revelado a todos, ¿no se habría salvado el mundo?
La soledad es una calle
amarga donde es difícil decir qué lleva uno por dentro
Las personas buscan con
quien liberar sus penas
No tienen con quien
hacerlo- y apenas les ofrecen unos billetes, vuelen tras lo mismo-
Corromperse y
corromperse más y más
- ¿es esta una nueva enfermedad?
–
- ¿qué enfermedad es
esta que ni con medicamentos o confesiones se cura? –
La Luna observa escenas
inéditas desde el tiempo que está en las noches
-las oraciones no
bastan, hay que hacer algo-
-mas no hay con qué
remediar esta nueva enfermedad que asola al mundo-
Si al menos no necesitáramos
comer o depender del dinero
Si al menos fuéramos
como las bestias salvajes que nada necesitan
¡Si al menos en vez de
haberse cansado la gente de orar hubieran visto a Dios!
©Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor y Pensador
Libre
Arequipa, Perú
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