VIGOROZOS BRAZOS SOLITARIOS INCLINARON LA BALANZA HACIA EL BIEN

 

Un pan sobre la mesa, una jarra con café, y el Sol que brilla con toda su fuerza

-recuerdo la voz que me retaba a unirme a los pasos contados-

-el vértigo de la locura y la muerte cercana-

-el cielo rojo y todas las revelaciones-

-la atmósfera no se podía respirar-

Así erguido para la Gloria de Mi Señor

Escribo lo que debió ser silenciado definitivamente

Y desde este día claro donde el cielo es celeste

La investidura que se me ha otorgado solo puede recordar a Dios

Como su obra siendo el hombre que no se rindió

Y cuando rechacé la existencia para entrar en el sueño sin aliento

Al despertar mis ojos seguían diciéndome que seguía aquí

-en el día que entendí el compromiso de Jesús El Cristo-

Cuando entendí que debía negarme a mí

Por ser un escritor que no podía hacer todo lo que Él hizo por nosotros

-y sin darme cuenta, alcanzaba así a mi ser-

Para ser libre desde donde esté

Si solo confío en Él, cuando todos creen que Dios nos ha abandonado

Dentro de toda la sabiduría judía que se me ha otorgado

Si estos versos han sido escritos para ti

Con todo el peso de los brazos vigorosos que en soledad inclinaron la balanza

Apoderada por Las Fuerzas del Mal

Cuando estuvimos totalmente solos en el universo

Y a plena voluntad, mis pequeñas manos

Lo inclinaron todo, como solo es propio en términos de justicia

Cuando me pregunten en otros años

Cuál fue mi intención en todos esto y responda:

Antes de los nuevos tiempos, ya venía con el conocimiento de los felices

Y en mi propósito, fue mi empeño a no renunciar a estos.

 

©Julio Mauricio Pacheco Polanco

Escritor y Pensador Libre

Arequipa, Perú

 

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