NO TENGO NINGÚN COMPROMISO CON AREQUIPA NI EL PERÚ


 

No leo los periódicos, aquí en Perú solo desinforman

No escucho ni veo la radio ni la televisión

Desde que fueron pagados por el gobierno para hacer Terrorismo de Estado

No veo las redes sociales porque está llena de gente enferma

-lo dicen bien los judíos: si quieres ser feliz, no veas cine de Hollywood ni veas las redes sociales-

Aquí en Arequipa el amor ya no existe

Abundan los muchachos y muchachas tatuadas

Con raros cortes de cabello

-eso de que usen barbijos me hace dudar si son hombres o mujeres-

Guardo silencio y no deseo hacer nuevas amistades

La gente prometió cambiar con la pandemia que ya pasó

Pero en Perú se ha vuelto más malvada

Por tanto, rompo todo compromiso con el ser humano.

No uso barbijo porque puedo afirmar, soy el único que se puso las 4 vacunas

Aquí en Arequipa se radicalizaron con la pandemia

Pero pocas personas se vacunaron.

Sus creencias son hipócritas

Beben en nombre de su dios en sus fiestas patronales

De paso también se drogan y cometen delitos.

Aquí dejaron de creer en su dios, le tuvieron más miedo los sacerdotes al virus

Recuerdo que vendían los obispos sus trajes por las redes sociales

Recuerdo que aquí todos se vendieron a China

Puedo decir que este país está lleno de gente sin consciencia

Que están en un estado inferior al homo sapiens

Son capaces de hacer cualquier cosa por el dinero

Desde matar a un familiar

Matarse entre ellos,

No tengo ningún compromiso con Arequipa

Que no es todo el Perú, si me exprese de mejor manera

Soy el único que no usa barbijo con permiso de La Ley

Porque tengo las cuatro dosis de las vacunas

Y tengo rostro, las demás personas lo ocultan

La razón: no se vacunaron

Se prestaron solo para matar a sus familiares

Para cobrara sus herencias

Este país está desalmado.

Y nadie puede negarlo.

 

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Arequipa, Perú

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO