SOMOS NADA, UN FENÓMENO QUE NADIE PUEDE EXPLICAR



 

El ser humano es un fenómeno inexplicable, los alcances que nos entregó la ciencia no han convencido a nadie. Ignoramos nuestro origen, si provenimos de algún primate o si alguna vez un ser superior nos dio vida.

Lo irónico de todo esto es que tenemos consciencia que existimos, pero nadie resuelve ese por qué existimos. Los seres humanos a los cuales ahora se les denomina como animales que hablan y no homo sapiens, por lo que la historia juzga, en actual guerra entre Rusia y Ucrania, ante una posible amenaza de guerra mundial, ven solo sus intereses económicos si es que ven a la guerra como un gran mercado del cual, sacarán grandes ganancias, sin importarles a los que manejan estos mercados, un genocidio, o que sean inhabitables por siempre Europa y Asia, ¿a eso le llaman ustedes: homo sapiens u hombres sabios?, debo precisar que hemos salido de una pandemia que redujo a su mínima expresión al animal que habla, encerrándole en sus habitaciones, denigrando los pocos valores éticos que le quedaban, si deba precisar, pasó de todo en la pandemia y, no solo nos deshumanizamos, sino que tomamos consciencia que ningún dios fue más poderoso que un virus invisible que llegó a estar hasta en una diarrea como síntoma, por no decir, que se podía contagiar desde un pedo liberado.

No quedó dios vivo o la fe en cualquiera de estos dioses para enfrentarse a la muerte. Las experiencias personales ante la muerte fueron singulares y desastrosas, mucha gente murió y mucha gente tomó consciencia que esos dioses nunca existieron, que fueron creados desde hace milenios, para fundar naciones, imperios, dominios de millones de personas, a las cuales se les convenció que sus pensamientos eran almas y, éstas pertenecieron a dioses que, en la pandemia, demostraron estar ausentes, o no existir.

Y tenemos consciencia de estar aquí sin saber precisar el por qué. Dudamos de haber ido a la Luna, y dudamos de todas las evidencias que la ciencia nos otorga de, vida fuera de este mundo, si es que las teorías conspiratorias alegan que vivimos en un mundo plano, a lo cual entiendo, solo se base como un plan preparado con antelación, para confundir más a los animales que hablan.

Pero qué es un animal que habla, pues somos nosotros, los que repetimos lo que antes ya se dijo, lo que otras personas vivieron, con las mismas palabras, acciones, errores, y hechos. Somos una copia burda de lo que antes otras personas hicieron y dijeron. Los que llegaron a ser o existir, los que usamos nuestras propias palabras, si la expresión: propias palabras, no sea mía, percatamos que somos un fenómeno no resuelto ni por la ciencia ni por las religiones que perdieron toda credibilidad.

Que cuánto tiempo estemos en este estado de ignorancia de no saber explicar qué fenómeno somos, no lo sé. Nos han entregado muchas verdades que han fracasado en su práctica, como el perdón y la bondad, el amor o el humanismo, más aún, el respeto por la palabra, por darle credibilidad a la palabra.

El dinero se antepone a los intereses de las personas, si algunas usen a sus hijos para inventar enfermedades y lucrar de éstas, para llevar una vida cómoda. ¿Somos pues animales que hablamos? Porque el valor a la vida no se le dio nunca, si eso que ustedes llaman: civilizaciones, se han basado en guerras crueles, si sabe usted qué significa matar en un combate a una persona, si se han esmerado en formarle con una consciencia que delibere entre la vida y la muerte, la ética, el bien o el mal, porque hay gente que mata y no se arrepiente, no siente culpa alguna, no tienen remordimientos, y encima se jacta de las muertes que arrastra y es su orgullo, ¿es eso ser un homo sapiens u hombre sabio?, ¿a eso le llaman ser civilizado o alguien que se sujeta a La Ley, cuando sabemos que las Leyes han sido hechas para proteger a los amos del mundo?, ¿dónde pues eso que llaman inteligencia si nadie está en paz, nadie alcanzó la felicidad, ni la tranquilidad? Se preocuparon en enseñarles a trabajar y hacer dinero, consumir y hacer rodar un sistema donde lo más importante, el aprender a ser felices, estar en paz, y disfrutar de la tranquilidad, está ausente dentro de las enseñanzas en todos los magisterios, porque nadie las conoce, y empiezan en la juventud a buscarlas en las religiones o sectas, hasta tomar consciencia que un día moriremos y no hemos hallado nada que explique qué fenómeno somos.

Todo aquel que se atribuya la autoridad de explicar este fenómeno que somos, deberá ser observado con sospecha, porque tendrá ambiciones de crear un nuevo dios y una nueva religión, con nuevas verdades para el ser humano, con nuevos mandamientos y, formas para ser, que no se identificarán con lo que es la condición de animales que hablan, nótese que ya no escribo: condición humana, sino: condición de animales que hablan.

No le he quietado su credo, porque ya lo perdió con la pandemia cuando vio morir a gente inocente que no debió morir, o el espanto y terror que sentimos ante un virus invisible que estuvo en el aire, y que reitero, mató la credibilidad de cualquier dios vivo. Le alcanzo lo que entiendo a mis 51 años, cuando contemplo a los animales que hablan, dentro de todas sus involuciones y los nuevos tratados de derechos de animales que hablan, en un mundo donde no caben más mentiras, como: homo sapiens, inteligencia, humanismo, derechos humanos, o el derecho a la vida.


Todos los derechos reservados para

Julio Mauricio Pacheco Polanco

Escritor y Pensador Libre

Arequipa, Perú


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