LAS PESADAS PÁGINAS DE LA HISTORIA



 

Sé de días que han sido arrebatados de mi memoria, por voluntad propia, para no saber de todo lo oscuro que puede ser, ocurrir, cuando todo es silencio y no se tiene a quién acudir para pedir auxilio. Sé de días de encierro obligado donde busqué en el pasado del ser humano, la explicación a lo que somos, todo lo que nos puede pasar. Sé de todas las fuerzas en contra y de cuán humano soy, cuando tuve que ser fuerte a la fuerza, cuando recordé todos mis escritos, viéndoles con extrañeza, como si me parecieran recuerdos muy lejanos, propios de otras existencias, entre horas donde el cielo rojo hermoso, fue adverso y enemigo, locuras reales donde aprendí a convivir con mis daimones interiores, esas voces que, como todo el mundo, era una confusión infernal, creo que escribí alrededor de 140 libros, ¿es eso desmayar?, porque te he visto cara a cara y te he despreciado, mientras renunciaba a escribir escritos que sabía, en tiempos pasados, habrían sido inmejorables para mi literatura, pero dentro de todas las causas perdidas, pensé erradamente que ya eran vanas las palabras, que mi decisión de no integrarme al mundo era, porque nada de lo que ocurría me parecía bien. Aún hay muchas cosas que marchan mal, ¿puedo hacer algo yo?, si ante mis imposibilidades, comprendí que mi derecho a escribir había sido arrebatado, ¿puede un escritor que escribe tanto, soportar todo el peso impuesto del silencio? Y en discursos desalentadores para quienes esperaron palabras más fuertes, renunciaba a aquello que me instó por décadas a sentarme frente a las máquinas de escribir y, luego, teclados de ordenadores, para relatar historias diferentes, donde lo vital triunfara, en medio de testimonios donde todos perdíamos siempre, si diga todos como seres humanos, como hombres a los cuales se nos reconoce como sabios sin serlo, creo, por la cantidad de errores que cometemos constantemente, por saber que por más fuertes que sean nuestras palabras, nada es más fuerte que el mundo mismo, que de pronto nos toman por sorpresa  y sin aviso alguno y, empezamos a sentir que nos hemos ido al carajo, que las luchas más intensas se hacen reales desde extremos donde conocemos nuestros límites. ¿Puede existir algo más duro que arrebatar lo que más se quiere?, porque de pérdidas todos podemos hablar sin detenernos y, a mis 52 años, sé, es difícil precisar dónde empieza el final y cuándo el renacer. Los rostros de muchas personas no volverán a ser los mismos, ¿puedo hacer algo ante ello?, creo que no puedo ni nadie puede, hay preguntas que jamás podrán ser resueltas, encrucijadas que nos cambian por completo, en realidad creo que luchamos todos contra algo que no se sabe qué es, tal vez sepa bien contra qué lucho yo, pero estoy hecho de una sonrisa de piedra que respira el corazón de las demás personas, ¿tú puedes sentir lo mismo que yo?, porque por más que celebre hacer el amor como los olímpicos, en los años anteriores, algo se quebró de manera definitiva y no tengo palabras para ello. ¿No era hermoso decir que lo más bello que vi en mi existencia, el que mi miembro viril entrara en una vagina?, pero dentro de mis apetitos banales y las urgencias del mundo, sucedían hechos que me otorgaron dimensiones apartes, donde a mi alrededor, todo se caía a pedazos y, porfiando en seguir siendo feliz, sólo supe escribir de lo que nos exalta, de lo que nos recuerda por qué algunos seguimos aquí, pero, ¿supe de las consecuencias del sexo y sus delicias?, ya que a esta hora, muchos dejaron otros planes y caminos, para hacerse responsables y de mentalidades serias, ¿cómo pues me ubico dentro de un mundo donde nos hemos convertido en personas que hablamos con delicadeza? Y no es que al mundo se le acuse de tener amos, sinceramente todo se descontrola llegado el momento y nadie sabe dónde termina esa gran vorágine que nos atrapa a todos. ¿Retornaron a mí los gigantes del pensamiento humano para aguantar lo que ellos aguantaron? Porque pensé en todos y todo y, respuestas no tuve, si en las verdades terribles, sólo sentí impotencia, la misma sentida por la humanidad entera, si al girar nuestros ojos a los cielos, sólo encontráramos las mismas respuestas: ¿si éste es El Paraíso, por qué hemos de sufrirlo?

Siento que fui lanzado a la arena donde los gladiadores judíos divirtieron a los romanos desde sus coliseos. Si maté a todas las bestias o, mis bestias interiores, nada hay que celebrar, tampoco sabidurías para proponer. Santos y demonios ahora descansan donde el recuerdo es inmenso y doloroso y, hasta allí mis palabras son inútiles, vamos, con palabras no reparamos tanto daño, ¿puede un texto hacer viajar en el tiempo para que se evite los errores tan caros cometidos?

Dime estimado lector que ves el vacío, esperando que fluya alguna magia extraordinaria que nos evada a ti y a mí. El artesano de los textos apenas acude con expresiones vagas e inservibles. ¿Podré escribir de otra manera la historia de los que guardan silencios sagrados? Porque cruzamos fronteras no deseadas y, los que hemos quedado, sabemos, hay fuerzas superiores ante las cuales sólo algunos podemos enfrentarles y detenerles, pero no puedo hablar de manera general o universal. Tomaré de mi Coca Cola helada, prenderé un cigarrillo mentolado y apreciaré el cielo que ha retornado calmo, sin sed de sangre o humanos, mas nunca haré como que nada ha ocurrido, así tampoco diga más nada, soy como cada uno de ustedes, un solitario que intenta armar un rompecabezas llamado mundo, del cual, he de borrar de manera forzada, por ser mi mejor alternativa, los años del terror, donde estuvimos solos los seres humanos y cambió todo, justo cuando aprendíamos a ser felices, cuando todo marchaba bien, si precise, estuve en lo más profundo para hacer luz en medio de lo más siniestro, sin que pueda afirmar gloria alguna en medio de mis peleas, porque cuando derroté todo lo que dañó a los seres humanos, al salir de esos avernos llenos de lamentos y quejas, no encontré de igual manera al mundo a como lo fue antes, si no me queden ganas de retar ni desafiar a nadie, porque esta vez no fue literatura, fue real y, esto quedará por siempre en la memoria de esta generación, los que asistimos al fin del mundo y a veces guardamos silencio, mientras veo pasar a niños inocentes que buscan una razón para sonreír, dentro de todo lo fuerte que deba ser, para recordarles que aún hay muchos caminos por descubrir y, será inevitable que cometamos nuevos errores y paguemos por ellos, por saber que no tiene la vida nuevas formas de proseguir, si esto siempre ha sido así, dentro de todas las explicaciones que hemos entregado a la humanidad que descontenta sabe cómo ser feliz, si también sabemos qué es el extremo donde lo insoportable debe ser enfrentado, si de algo sirvan estas palabras que no han de cesar, para las siguientes generaciones, donde entender hondamente estos escritos, no les demande mucha sensibilidad, sino sucesos que no les deseo, que para aprender a practicar el bien, duros escarmientos recibimos, si aceptar no es una forma de derrota sino de ser conscientes, sólo podemos ser héroes para que la Gran Obra continúe, así no sepamos para qué, así no todos lleguemos al espacio para conquistar nuevos mundos, ni mucho menos lo hallamos recorrido a éste y sea como en mi caso, un escritor que no sale de su apartamento y, cuando está a punto de perder la razón, tiene sexo con una muchacha trabajadora sexual, si al vernos a los ojos sepamos qué es el amor, el placer y los fracasos.

Cuando deje de costarme entender lo que nos ha pasado, daré vuelta a la página de peso insostenible de este libro llamado vida, si así es cada página de la historia del ser humano, a todo lo largo desde que estamos aquí, sin saber precisar su por qué.

 

©Julio Mauricio Pacheco Polanco

Escritor y Pensador Libre

Arequipa, Perú

28 de diciembre de 2023

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO