TAL VEZ PUDO SER MEJOR
Pienso que es normal sentir y olvidar.
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¿Existe
realmente el homo sapiens?
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Mejor
pregunto: ¿cuánto se tarda para ser sabio?
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¿Alcanzaron
todos, la sabiduría?
Las personas tratan de comprenderse. Buscan un libro para saber por qué
tienen esa forma de ser, lo cierran, han percatado que un libro comunica con
todos los libros escritos, todas las ciencias, ¡ah, el saber es infinito!
Recostarse en la cama por última vez. Ella sabe que ya no la deseo como
antes. Después de más de 500 sesiones de sexo, percatamos que nunca nos
conocimos, que apenas entraba a mi cuarto, los segundos apremiantes demandaban
sexo de inmediato hasta intentar alcanzar el orgasmo.
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Te
duele saber que muchos se fueron siendo incompletos, sin haber alcanzado el
entendimiento de sí mismos.
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Pienso
que son interesantes las personas complejas que saben describir la existencia
de manera simple.
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Tomas
tu Coca Cola helada a medianoche, Mauricio, fumas tu cigarrillo mentolado,
sabes que estás escribiendo hasta el amanecer. Esos viejos tiempos que te
sorprenden frente al ordenador, escribiendo a voluntad. Tienes muchas palabras que,
sin compartirlas, retornan a ti para plasmarlas en un blogger que, no pretende
nada, sólo hacer literatura, es decir, escribir historias que parecen extrañas.
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Prefiero
no voltear la mirada hacia atrás. Tanto ha cambiado todo, volver la mirada es
como caer en un abismo, ¡los pasos firmes escucharon a las personas en quejas
hondas: no queremos aprender más!
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Vi
a un muchacho con una canasta llena de chocolates y un globo en forma de corazón
donde estaba escrito: Te Amo. Suele ser la vida así, también me pasó de igual
manera, pero he olvidado con quien y cuando.
Por un momento, estuve cercano al que lo sabe todo, estuve tentado a
hacerle las preguntas necesarias, pero sé que no le iba a entender, por más
simples que fueran sus enseñanzas.
El proyecto de hombre. Las personas se preguntan qué es ser un hombre.
¿Un activista?, ¿un mujeriego?, ¿un pacifista?, ¿un gran guerrero?, o el que
cumple con un rol en sociedad porque dice que es la ley de la vida.
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Pero
las personas mayores, las que se embriagan para evadirse a sí mismas, ¿no merecían
la respuesta que los resolviera?
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Sé
de un hombre que aguantó más que yo y no bebió ni en el momento más duro. Su silencio
es hermético, sólo quiere tomar sol y cuidar de la paz sagrada y otorgada a los
benditos.
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¿Con
qué nos complicamos la vida?
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Hay
gente que sólo sabe hablar de enfermedades, ¿es morbo o realmente están
enfermas? -sólo sé escribir de experiencias vitales, no tengo palabras para
recordar lo que no tiene solución- ¿Has visto el amanecer de nuevo? –cuando digo
de nuevo, quiero decir, como si fuera una primera vez- para cada mañana hay una
nueva primera vez, nuestro ver no se cansa de buscar maneras para tener
pensamientos felices – si no estás de acuerdo conmigo, no te culpo, la vida no
fue fácil para nadie, ni para mí, pero aquí estoy en medio de sorderas que
evitan a quienes no aceptan sus formas de ser.
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Aprendí
a existir y entenderme cuando el mundo se hizo pedazos, creo que envejecí de
golpe, sin dejar de ser joven, pero qué, ¿se puede ser joven a los 52 años?,
son otros tiempos, así tenga el cabello cano. Mucha energía dirás. Mi bandera
es la esperanza consumada. Los límites de mis fronteras se elevan donde los
saberes inservibles no contribuyen hacia el sentirse bien.
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¿La
palabra tiene poder? Claro que sí, sólo depende de quien la enuncie. Allí hay
una historia muy profunda desde la que se puede sonreír. Se vencieron muchas
experiencias negativas. Entonces, ¿hay tiempo para ser infeliz?
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La
única opción que tenemos es ser felices, las demás no sirven.
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¿Cómo
ser feliz? Sé cómo ser feliz, pero es mi obra, lo que no sé es, cómo debas ser
feliz tú.
Al carajo con todo, sintámonos eternos, nada pasará, nada malo nos
asecha, no hay algo qué temer.
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Cuidando
de mis palabras, enuncio aquellas que despiertan emociones fuertes y alegres. Esto
es sabiduría, como saber guiar un diálogo hacia tópicos donde despierte el
brillo en la mirada de quienes recuerdan que alguna vez creyeron.
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Ya
no escribo contra nadie, tampoco voy contracorriente ni quiero cambiar al
mundo, mucho menos salvarlo. Así nos hacemos sabios, así nos hacemos
cautelosos, sin dejar las verdaderas aventuras.
Qué puede ser más engañoso, ¿el cariño de quien aún no se ama?, o esas
teorías que intentan decirnos como es el todo, sin dejar de ser teorías.
Creo en algo, en los niños, en los adolescentes, en los jóvenes, ellos
van por primera vez, por esos caminos que ya conozco y, dentro de mis
conquistas, sé que irán más lejos que yo.
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Me
siento a tomar sol, a la puerta de mi apartamento. De vez en cuando alguien me
llama para comentarme cosas simples. Y disfruto el broncearme más, mientras
contemplo el cielo de esta temporada: nubes que ocultan al sol, resolanas,
brisas, temperaturas agradables. Otras personas buscan afanosamente lo que he
hallado. Largos son los caminos para los que tomaron mis decisiones. La fortuna
fue mía hasta en el momento que estuve rendido. Qué es el aliento de los que te
llaman para que les escribas lo que en su momento les agradó.
Desde otras partes del mundo, todo se contempla de maneras diferentes,
ellas quisieron amarme a pesar de saber que me negaba a esos errores, es mejor
componer una melodía en vivo para Facebook live desde el teclado. No compongo
algo extraordinario, pero al menos no compongo melodías tristes.
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Están
sentados leyendo estos textos, sean desde un bus o sus asientos de sala, no sé
si sienten frío y si echaron carbón o leña a sus chimeneas para sentir algo de
calor. Me entero que hay guerra en varias partes del mundo. No son mis asuntos.
Estoy muy lejos para alzar banderas blancas donde sólo estorbaré o tal vez,
empeore las circunstancias.
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Un
libro te comunica con el resto de libros escritos. ¿Aceptas el reto del
conocimiento?
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No
escribas sobre lo que no puedes solucionar, me dice un hombre muy vivido que
posee una mirada serena que se pierde entre los muslos de la muchacha que pasea
con su perro.
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Para
no perder la razón, me dedico a escribir. Largas son mis historias en
consecuencia. Tampoco soy genio, apenas alguien que logra ver un poco más lejos
que los demás.
En la soledad de los que lo hallamos todo, quedan marcas de guerras
proporcionales a lo que es el alma.
No puedo mover montañas, por allí debí empezar a comprender la vida. Algunos
libros nos hacen creer demasiado. Serán los sueños de quienes, siendo poetas,
no confrontaron sus versos con la realidad.
¿Hace cuántos años que no beso a una mujer?
(Mauricio, estás escribiendo sobre muchas cosas a la vez, mucho tema
como para no dejar de hacer pausas entre oración y oración).
Es cierto este momento, es cierto este instante, es cierto que llegamos
a sentirnos eternos, es un lugar común, ¿por qué tendría que negarme este
delirio?, después habrá tiempo para saber de lo indeseable, lo que no queremos
conocer.
Te amo, te amaré una y otra vez, nunca dejaré de amarte. ¿Suenan
hermosas estás afirmaciones? Estoy muy lejano de ellas, prefiero afirmar que
amo lo que no me hace daño.
¿Me alejé de el volumen completo de palabras negativas que sólo
entristecen y confunden? Digo que sí, también escribo que estoy en mi derecho. Los
que me conocen saben que dialogar conmigo es fácil, es que es agradable haber
aprendido a dialogar, escribo dialogar y no imponer miedos o ideas.
¿El hombre existe?, ¿quiénes lograron alcanzarse completos?, llegar a
ser, es tener soluciones para uno mismo. Cosmogonías donde comprendemos, no
todos sentimos lo mismo, lo que prefiera no es lo mismo que a otros afane.
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¿Venimos
a pelear a este mundo? Mira que, sin darnos cuenta, llegado el momento, nos
encontramos en plena pelea, por más pacifista que sea uno.
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Sé
que muchas cosas están ocurriendo en este momento, pero lo que imagine no basta
para afirmar si es cierto lo bueno y lo malo que hay dentro de cada uno.
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Y entonces
cierro el libro, he percatado que no entendí al autor, que mientras doblaba
páginas, me leía a mí, ¿quería saber sobre mí o sobre el autor? Éstas son mis
palabras, el autor sólo me ha entregado nuevas definiciones para hacer crecer
mi alma. Soy el que elige sus palabras. ¿Has intentado ser dueño de tu mente? Allí
cabe algo más grande que el cosmos. Miraré otra vez a las multitudes sin pecar
de ingenuo: en silencio parecen frágiles, no querrás escucharles a todos a la
vez, elige bien tus deberes.
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He
preferido los placeres y renunciar al miedo. Supongamos que elijas lo mismo, te
diré que eso es algo que no se enseña.
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En
las expresiones de una sola persona vi a muchas personas. ¿Existe el hombre?
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Todas
las palabras fueron dichas hace tiempo, lo que tú sientes o has sentido,
también. ¿Existe el hombre como definición filosófica? Supondré que en la
siguiente generación se escriba sobre otros temas, no sobre estos tópicos
reiterados, donde he dado explicaciones mías.
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Debo
aceptarlo, las muchachas sólo duran pocas horas al momento de ser dulces, no
nacieron con 100,000 palabras optimistas- aprendemos a éstas según nuestras
vivencias - ¿quién me puede relatar 100,000 vivencias felices?, es decir,
hablar tanto sin repetir las palabras hasta que le diga: ¡basta!, mientes de la
manera más bella que he conocido, así sea que para mentir se necesite una
inteligencia superdotada, pero me agrada, qué te parece si juntamos lo que
sabemos para convertir esa unión en un diálogo que no termine en otro libro de
desamor donde los lectores sólo lloren.
No hemos pedido mucho cuando despertamos a la vida. Saber aceptar lo que
se tiene es el inicio de las mejores experiencias. No. No he sido denso, sólo
he liberado mis ideas para distraer aquello que no te dejó en paz. Hay algunos
escritores que tienen esa virtud: logran hacerte olvidar de todo. Estoy por
prender un cigarrillo mentolado, aquí está por amanecer, siempre hay una nueva
primera vez para todo, siempre, con todo lo extenso e inconmensurable que
abarca esta palabra.
©Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor y Pensador Libre
Arequipa, Perú
29 de diciembre de 2023
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