EL ESCRITOR CINCUENTÓN FELIZ
No sé si sea
el único escritor que se siente frente a su escritorio, desnudo, con una bebida
refrescante Cool Fresh, unos cigarrillos mentolados, escuchando a Alan Parsons
Project, lleno de toda la calma que se requiere para escribir un libro.
He hablado
muchas veces de la paz y la tranquilidad, creo saber a qué lectores me dirijo
cada vez que escribo un libro, por tanto, no es mi intención agitar a quienes
están peleados con el mundo y, aún no entienden de qué trata la vida.
Una muchacha
cubana quiere vivir conmigo, cree que tengo mucho dinero por ser judío, por
llevar la vida propia de un intelectual que es famoso en Google y, sólo se
dedica a escribir y pasar los días con su padre a quien cuida. Debo llevar un
estilo de vida muy privilegiado, como contar con un barrio donde se rinde culto
al silencio, donde se puede vivir y donde he escrito más de 100 libros.
Diré que,
para alcanzar el equilibrio en la vida personal, uno debe aprender a ganarse el
respeto y el cariño de la gente con la cual se tiene una convivencia social, ¿que
esto no es fácil?, con ser buena persona basta, algo que alcanzamos a cierta
edad, cuando percatamos que todos queremos existencias sin complicaciones, sin
alteraciones de un orden, donde se propone eso: vivir sin ningún tipo de
problemas.
Así, mis
costumbres son tomar sol con mi padre después de tomar el desayuno, hasta
llegado el medio día en que nos disponemos a almorzar, para luego tomar una
siesta o, en mi caso, escribir un libro donde sólo se propongan las palabras
que despierten en mis lectores, sensaciones afables, apacibles, serenas,
propias de los que contamos con privilegios ante los cuales agradecemos con la
mejor de nuestras actitudes.
La muchacha
cubana no sólo cree que tengo mucho dinero, sino que, además, quiere vivir
donde vivo yo, por considerar ella que mi estilo de vida es sencillo, si
llamemos sencillez a la capacidad de sobrellevar la fama de escritor, con diálogos
triviales con vecinos, entre costumbres muy arraigadas donde sólo se desea el
bien a las demás personas.
Sé que esto
puede resultar extraño para algunas personas que, viviendo en zonas también
acomodadas, no se llevan bien entre sí y, la vida no es tolerable para ellos,
si deba precisar, quedarse en un lugar para siempre, es amar ese lugar, junto
con su gente.
La muchacha
cubana tiene el cabello rubio, un rostro fresco, juvenil propio de sus 27 años,
con un trabajo simple de cajera en un supermercado, es soltera, no tiene hijos
y, cuida de su abuela. No sé más de ella, salvo el que tiene la decencia de no
enviarme fotos o videos desnuda, en la creencia que así pueda retenerme, porque
esto lo hicieron mujeres de Colombia o México, si deba recordarles estimados
lectores, he pasado hace tiempo el record de las dos mil mujeres y, no es mi
intención tener sexo virtual, algo que me parece muy tonto y característico de
personas solitarias que, creen aún, es el sexo la base de toda relación, cuando
muchos sabemos, una relación de pareja necesita de sexo, pero necesita muchas
cosas más, como estabilidad económica, confianza, el conocerse bien, en buenos
y malos tiempos y, el tener una buena salud mental.
No le presto
mucha importancia a esta correspondencia por WhatsApp con esta muchacha, porque
ella está muy lejos, Cuba me parece tan lejano como Suecia o China, en realidad
no creo que llegue a más, dentro de conversaciones cortas en las que ella está
esperanzada en hallar un varón que le resuelva su vida, si acaso se sepa bien,
comparto mis libros desde mi Blogger, para que sean leídos gratuitamente por
quienes no cuentan con recursos económicos para adquirir libros como éste por
ejemplo, que es escrito sólo para distraer al lector, si he hablado del
silencio, de las sensaciones que otorga la paz, si dije al inicio, escribo para
ese grueso número de personas que sólo quieren una lectura amena, diferente, en
el sentido estricto de lo que significa olvidar las guerras que hay en el
mundo, como la política y otros males que no se pueden resolver.
Quizá para
otro grueso número de personas, les parezca incomprensible que, no ambicione yo
riquezas ni poder, con tener buena salud y lo básico, lo necesario para
dedicarme a escribir libros, si es que estamos en la era Amazon, donde podemos
ser publicados en menos de media hora, para tener publicidad gratuita por parte
de esta plataforma y Google, añadiendo los beneficios que da Facebook, me
dedique así a lo que más me gusta, si considere esto como el mejor de los
destinos, sin apuros de tener una relación de pareja, o hijos, si así describa
una soledad amena, llena de documentales que estudio desde YouTube, si dentro
de mis hábitos esté el estudiar diariamente y, tenga no sólo en mi celular,
toda la información del mundo, sean las mejores bibliotecas y, la IA que me
permite entender textos escritos en arameo, hebreo antiguo o griego pasando por
los ideogramas chinos, sepa decir que estoy en el lugar correcto, con el tiempo
indicado, para poder desarrollar este oficio de escritor que vengo practicando
desde mis 17 años, cuando solía encerrarme en las bibliotecas, buscando en los
ficheros, novedades para mi consciencia, si le llame de esta manera, porque a
temprana edad supe darme cuenta, mis pensamientos coincidieron con el de los
titanes del pensamiento, si se les llegara a llamar así, porque expresaron con
claridad aquello que siente la humanidad y, no puede expresar con las palabras
claras, lo que llevamos dentro, si eso sea ser escritor, alguien que defina un
sentir generacional que se lleva en el alma y necesita ser enunciado en
palabras simples, si esto encierre en sí, mucha sabiduría o talento.
Citaré que
suelo despertar siempre de muy buen humor, cubierto por un edredón de agradable
temperatura, para luego dirigirme al baño, darme un duchazo y atender a mi
padre, si es que siempre use la misma ropa, limpia, pulcra, para sentarme a
broncearme con los primeros rayos de sol, como para recordar que la vida es
mucho más de lo que esperan aquellos que recorren el mundo y, pasan de religión
en religión, sin haberle hallado sentido a todo. Creo que basta con haber
recorrido todos los momentos de la historia, desde diferentes puntos de vista,
dado por los viandantes, viajeros, estudiosos o eruditos políglotas, quienes me
adelantan o me transportan a momentos clave de nuestra estancia en este mundo,
para comprender qué somos como seres humanos. Lo reitero, escribo estando en
paz, no con afanes de promover la paz mundial, como lo quise a mis 31 años de
edad, sino, para recordarles a mis lectores que uno mismo es su propia utopía
y, que la mía no hace daño a nadie, bajo cualquier ángulo de visión donde los
escrúpulos tensen los nervios de los que más se aspavienten en la pérdida de su
sabiduría, por ser alguien que ha estado en todas partes, desde cada libro o
documental que he conocido.
Y eso para mí
es suficiente.
Ya mis
lectores deben haber notado que aquí hace una temperatura agradable, porque escribo
desnudo, mientras pruebo de mi Cool Fresh y, me pongo a encender un cigarrillo
mentolado, en pleno medio día, donde he dejado a un lado, para otro momento, el
servirme de mi plato de arroz verde con pollo y ensalada de pepinillo y
lechuga.
Es decir,
quiero testimoniar que eso que llaman ustedes karma, no es algo que se termine
por convertir en una maldición, el karma como muchos saben también bendice por
las buenas acciones que uno haya hecho en momentos difíciles, cuando se dio
todo por perdido y, alguien se convirtió en la esperanza, en determinado momento,
recibimos lo que damos, sea bueno o malo, si percaté, debía sembrar el bien
para recibir el bien, sin que esto sea material, si afirme, la mayor riqueza
está en sentir que uno puede dedicarse a lo que le gusta, sin apremios o miedos
provocados por uno mismo o por circunstancias no elegidas.
Debo ser
amado mucho por Dios para poder seguir escribiendo de esta manera, al hecho que
mucha gente dejó de creer en Dios o, use su nombre para intereses personales,
si pueda esto sí afirmar, seguimos en una etapa de evolución, donde aún,
globalmente, no hemos entrado como seres humanos, a nuestra edad de la razón,
por ello, es difícil precisar, hacia qué intereses se desarrollen los talentos
o inteligencia, si en mi caso, se orienten por esencia, hacia el bien, si esto
es por inmanencia en mí, si así nací y sé, con quienes debo tratar, para evitar
pasar malos momentos, inmerecidos, si en esto sea sabio y sepa conocer a las personas
para elegir con quiénes entablar espontáneos diálogos que dejen, algo de valor,
para el día, en el disfrute de la sana convivencia, si sepa orientar la plática
según palabras claves, donde se evoque solamente, momentos felices.
La verdad es
que me siento muy bien, satisfecho y feliz, al hecho que hasta hace pocos meses
atrás, aquí en Perú, se vivieron tiempos muy difíciles, pero eso es algo ante
lo cual nada puedo hacer, porque en los momentos de mis compromisos con la
patria, supe darme cuenta que era un tonto útil más, que nos usan a todos sea
para algo bueno o malo, si así, prefiera que las personas indicadas sean
quienes se encarguen de los destinos de mi país, conociéndome como alguien que
sólo sirve para escribir, no para ser un mesías o líder político, de lo cual no
tengo nada, apenas el deseo que a todos les vaya bien.
Más allá de
todo esto, dentro de lo que me ha tocado aprender como ser humano, he vencido
el miedo a muchas cosas, si es que escribiendo sepa cómo enfrentarme a aquello
que aterre a otras personas, si desde el estudio y el saber elegir, qué temas
musicales escuchar, sienta bienestar, sin que sea esto una zona de confort, que,
para ser exacto, son muy pocas las personas que merecen sacrificios por parte
de uno, ¿una mujer que pretende amarnos, como la rubia cubana?, pues no, no lo
considero de urgencia, no puedo andar salvándole la vida a todas las muchachas
que aparecen en mi vida, si dentro de mis recuerdos y reflexiones, medite
bastante sobre ello: ¿por qué no rescaté a todas las mujeres que conocí en mi
vida?, porque fueron miles, lo cual me hace entender que muchas veces fui
elegido para ser el amor de toda una
vida, si es que en las promesas de esos amores, descubrí la correspondencia en
mis años de soledad u ostracismo obligado, donde ellas estuvieron ausentes, por
haberme enfrentado contra el poder aquí en Perú, siendo esto de saber público,
lo cual me convirtiera desde entonces en alguien que no pasó nunca
desapercibido, si mi sola presencia donde esté, alerte a las fuerzas del orden,
por temer algún desatino mío que pueda influir en determinadas situaciones
críticas donde sé, ya no debo participar.
La paz sea
conmigo entonces, porque dentro de todo lo que he hecho, lo único bueno que
hago es escribir, si así de esta manera, corresponda agradecido al hecho de dar
mi testimonio, sin el uso de drogas u otros sucedáneos, cuando sé de qué trata
la vida: vivir y dejar vivir, que para mí, la ambición por grandes fortunas, es
una renuncia que dejé en algún tramo de mi vida, por saber que en vez de
felicidad, sólo me habría ocasionado problemas, como el atraer a mujeres
interesadas que, viéndome como un buen partido, me hubieran otorgado falsos
afectos y mentiras donde, me hubieran visto como alguien que no dejaría de dar
dinero, a cambio de un amor no real, sino, fingido.
Qué puedo
pensar de la cubana que cree, tengo mucho dinero, algo que de inmediato se lo
he hecho saber: que tengo lo necesario para vivir, no riquezas cuantiosas, sea
por la fama que me ha hecho Google, sino por ser constante en una labor donde
ahora sé, los escritores somos apartados para hacer obras donde se testimonie
lo que ocurre en determinada etapa de la historia de un lugar, nunca para
hacerse millonarios con su digamos, fecunda obra.
Algunas muchachas
en mi vida, diré todas, fueron sólo experiencias desde donde comprendieron, soy
muy apasionado en la cama, pero más apasionado para con la literatura, un
oficio que me salva de cualquier mala hora o, que me acompañará hasta cuando no
tenga más nada qué decir o escribir.
Porque a mis
casi 53 años de edad, mi capacidad de comprensión para con las demás personas,
me hace ver que tardamos mucho en madurar, si el sexo sólo nos permita usar el
lenguaje de manera taimada o pícara, nunca como consecuencia de haber madurado
o crecido, que dentro de mi amplia experiencia en mujeres y el sexo, sé decir
que el sexo lo tiene cualquiera y que no es reflejo de madurez mental.
Madurez mental
es saber que se puede embarazar a una muchacha a la cual se le cambiará la vida
para siempre, es que veo a niñas dentro de cuerpos de mujeres, como a niños,
dentro de cuerpos de hombres, sin que necesariamente esto refleje la capacidad
intelectual de cada quien.
No sé, el
amor debe ser otra cosa muy distinta a los placeres de la carne, a los
orgasmos, porque en ello, sé, el sexo nos permite sentirnos bien, sobre todo a
mi edad, nunca las relaciones de pareja se basaron sólo en el sexo, si me remita a mí como ejemplo, para
dejar por sentado que para tener una relación de pareja, hay que tener muchas
más comodidades que las tenidas por mi persona, es decir, más que un
apartamento propio o los alimentos sin esfuerzo alguno, hace falta mucho más
dinero, según las demandas de aquellas mujeres que nos ven a nosotros los
hombres como proveedores de gastos donde, debamos asumirlos, según sus
exigencias.
No estoy para
complacer a ninguna mujer, por más bella que sea, en este caso, como la cubana,
que, siendo muy guapa, parece que no comprende de mis preferencias al momento
de elegir qué me hace feliz, si sé, si ella viniera a Perú, le haría el amor
hasta decirle: es suficiente, puedes hacer tu vida como mejor te parezca,
porque nuestra relación sexual se gastó y añoro otra vez mi libertad, mi deseo
de estar a solas en mi apartamento, recibiendo de la noche calmada, el silencio
del cual tanto escribo, para fumar a mis
anchas en mi cama, mientras me dejo llevar por la oscuridad, sin miedo a la
soledad ni al tiempo que marcha rápidamente.
Dirán que no
sé amar, les puedo contestar que mis sentimientos están muy lejos de hasta la
más bella mujer, que sé cómo amar y entregarme, pero no precisamente a
cualquiera, así sea muy bella y experta en los placeres de la carne, digamos
que hace falta mucho más que eso, porque como escritor he triunfado y, como
amante, he tenido a todas las muchachas que he deseado, si tenga en mi agenda
de celular, más de 70 números para escoger la muchacha que me complazca como
una mujer que, acepta someterse a mis voluntades sexuales, sea como esclava, en
la totalidad del saciar mis apetitos más bizarros.
Dirán pues
que no sé amar, les contestaré que he amado demasiado, como para seguir
insistiendo en algo que pocas personas han conocido en este mundo, donde
siempre se ha impuesto el dinero, en toda relación de pareja que, siempre
termina por alguna razón inesperada, sean infidelidades o, decepciones, donde
las entregas son sólo arrepentimientos o desilusiones, donde prometemos no
volver a cometer los mismos errores, sea en este caso, el volver a amar.
Particularmente
es mi forma de ser, lo cual no quiere decir que esto sea una norma a seguir,
entiendo que cada quien tiene su propia manera de entender al amor y, también
de vivirlo. En mi caso, creo que el amor
se basa en el respeto a mi estilo de vida, a mi apetito por el
conocimiento y la celebración sagrada de mi paz que, no pienso perderla, para
escribir una extensa novela donde el amor sea una pesadilla o, la historia de
amor que anhele cualquier mujer inmadura que viene a ser la que no sabe qué son
los sentimientos, si eso es lo que conozca de algunas mujeres digamos, maduras,
quienes quieren una historia de amor, con todos los rigores propios de algo
legendario, algo imborrable, algo que se relacione con el poder y el caos, el
desastre, emociones fuertes para los tontos, si es que a eso le llamen las
mujeres tener sentimientos, si es que esté ascendido en otra etapa intelectual
desde donde sólo haya en mí, el propósito de no cambiar ni tomar otro camino,
donde retornen los tiempos llenos de incertidumbre, las malas noches, las
discusiones, el miedo a que falte dinero, las angustias de pensar que la mujer
de uno esté siendo seducida por otro hombre, que ella le haga caso, que se
termine por acostar con él, porque esta ciudad es demasiado grande, si es que
hasta un pueblo es demasiado grande, para esos amores que ansían ser como de
telenovela, bodrios en los que nadie cree, bodrios que pasaron a los recuerdos
que uno evita, por ser malos y de aprendizaje nocivo.
En breve me
serviré de mi arroz verde con pollo y verduras, para después hacer la
corrección de estilo de esta novela breve, para luego publicarla en mi Blogger,
y luego en Amazon, creo que es mi libro número 146, en fin, es algo que carece
de importancia, diré que lo que verdaderamente tiene importancia para mí, es la
paz con la que ahora cuento, no sólo para disfrutar de mi libertad para
escribir sin ser censurado, sino para llevar esta vida de cincuentón soltero
que, no rinde cuentas de nada a nadie, sin que me estén revisando el celular o
mi computadora, para ser celado, si eso es muy infantil para mí, porque a mi
edad, no estoy para juegos ni mentiras, si quiero algo, que sea para el tiempo
que deba ser, sea en el caso de las mujeres, jamás para jugar con los
sentimientos o mucho menos, para que controlen hasta a qué muchacha mire en un
restaurante o vía pública, porque para serles franco, esas vivencias son muy
aburridas para mí, que nada me cuesta llamar a una muchacha de la vida alegre,
hacerle el amor y, pagarle para que se vaya, sin que tenga ningún derecho sobre
mi persona, si así estoy bien, dentro de lo que se espera y cabe, es propio de
los escritores y su vida de intelectuales.
©Julio
Mauricio Pacheco Polanco
Escritor y Pensador
Libre
Arequipa,
Perú
24 de enero
de 2024
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