EL ESCRITOR PORNOSTAR
CAPÍTULO III
Responder qué
nos hace felices, es ser totalitario. Pero si vemos un bulevar de Liverpool,
donde las muchachas más bellas están drogadas y, apenas pueden caminar, siendo
notable el efecto de una droga que les anula totalmente, dejándoles indefensas
ante la noche, me hace pensar que esa degradación humana sólo puede ser
controlada con drogas enervantes, donde los instintos más atávicos y de
cavernas, sean anulados con consciencias donde apenas se puede hacer uso de la
fuerza motriz, dar unos cuantos pasos, en forma zigzagueante, es decir, siendo
completamente inofensivas a un primer mundo, donde lo salvaje es lo más
evidente, dentro de cualquier conducta sexual o inclinación hacia la agresión. ¿Que
es preocupante?, mucho puedo decir de las personas más agresivas y peligrosas
para la sociedad, si es que una forma de libertad sean los tratamientos
psiquiátricos, si lleve yo uno, sin que
tenga esas características, salvo el que sea muy cuestionador, actitud
reflexiva que he dejado hace tiempo, si para mí, el escribir sea como una
terapia que tiene muy buenos efectos, muy diferentes a las ambiciones de esas
juventudes que, no se contenten con ser escritores que no vivan de la literatura,
si es que es una realidad innegable, de algo tenemos que vivir y, no todas las
personas cuentan con los privilegios con los que cuento, si estén asediadas
constantemente por un consumo donde prima la competencia entre unos y otros, si
en esto se fuera erróneamente la juventud, en el estar unos contra todos.
El peligro no
es estar unos contra todos, sino, estar unidos pero bajo el liderazgo de
alguien muy convencido que, pueda llevar al mundo a una gran guerra mundial,
como lo hizo Hitler o Mussolini, en contextos muy extremos que demostraron cuán
frágil es nuestra convivencia social, cuán susceptibles son las personas,
cuando alguien logra convertirlas en esa masa, desde las que deciden dar su
confianza a una sola persona, sin ver las consecuencias de lo que ocurra en el
futuro, si hay mucho de inmadurez en la conducta humana, al momento de asumir
las riendas de nuestros destinos, si es que se prefiera que sea una sola
persona quien nos guie y enseñe a vivir. ¿Qué responda a lo que somos?, pues
sí, y se llama: totalitarismo, algo que está en todas las religiones, como en
los partidos políticos, si parta esto de elecciones libres, donde algunas
personas son elegidas para enseñarnos a vivir, si de por sí, venimos a un mundo
donde existe un orden establecido, con sus propias reglas o leyes, de las
cuales nadie puede evadirse, si este mundo sea una trampa donde no se garantiza
ser feliz, si sólo nos sujetemos a obedecer, en el escarmiento visto a los más
fuertes, a los más rebeldes que, quisieron un mundo nuevo, bajo su ignorancia de
saber que este mundo, hace miles de años, está buscando un cambio que,
difícilmente pueda darlo un muchacho de ímpetus notables pero muy joven, si sea
una constante esto en cada uno, si entre alzar la voz y los brazos por un mundo
mejor, con todas las penas que caerán sobre los sediciosos y, conformarse a
hacer lo que todos hacen, se niegue el derecho a ser felices a nuestra propia
manera, si eso no encaje en un mundo donde sólo se debe hacer dinero y
consumir, en realidades donde no hay trabajo ni dinero, y mucho menos a quién
quejarse.
Como que el
negarse a tener hijos por lo expuesto, sea la razón del por qué, muchas
personas se preparan para la soledad y, hagan uso del servicio de las
trabajadoras sexuales, quienes tienen placer pero no amor, dentro de las
experiencias más contradictorias que tengamos los seres humanos: tener placeres
pero no diálogos ni afectos, porque las muchachas de la vida alegre tienen como
norma no dialogar con sus clientes, porque si empiezan a hacerlo, terminarán
por enamorarse, si alguien surja con palabras hermosas y dulces, que despierten
realidades dolientes, en contextos donde ser feliz no tiene cabida, si hasta
para tener sexo, debe uno tener dinero, si todo gire en relación al dinero,
siendo esto muy apartado a mi forma de ser, por no necesitarlo y tener a la
literatura como válvula de escape, para no enloquecer de aburrimiento o
tristeza, ante un mundo que contemplo como El Paraíso y, veo, pocas personas
logran hacer sus vidas como se propone dentro de tal utopía.
Así, ni
enseño a vivir, ni doy consejos, ni respondo nada, apenas doy testimonio de lo
que somos a inicios del siglo XXI, siglo donde la tecnología nos echa en cara
que somos inferiores a nuestras propias creaciones, yéndose éstas hasta el
infinito de lo imaginado, con características de un Big Bang tecnológico del
cual, poco comprendemos aún de sus alcances o las consecuencias que tenga sobre
nuestras formas aún precarias de vida, así estemos en paz y tranquilidad, con
todo lo necesario para poder estar bien.
Queda pues
evidenciada cómo será la tercera guerra mundial: con el uso de la tecnología y,
queda evidenciada también cómo acabará: con el final de la tecnología, si así
entremos a una nueva era, si así fue con la era de la edad de piedra, la edad
del espejo, que tuvieron sus propias tecnologías, si sobre esto poco sepan mis
lectores, porque, en el proceso de la historia, cuando al ver a un bloque de
las ruinas de Machu Picchu, la gente se pregunte si realmente fue lo último que
quedó de esa tecnología, remontada hasta la perdida Atlántida y, los
sobrevivientes, hallaron este mundo, para seguir con su edad de piedra, bajo
cosmovisiones muy similares a las de ahora, salvo que nadie hoy en día pensaría
que, una piedra podría tener el uso que se le da a una computadora, con
conocimientos que están dados definitivamente perdidos, si quede como
advertencia no esclarecida, las pirámides de Egipto, de lo que fue un entonces
en las eras humanas, donde todo fracasó, si de igual manera, en el futuro, vean
celulares apagados como ordenadores o laptop que sólo funcionan con electricidad
y todo un sistema en redes, que al vérseles en un futuro, piensen que eran
objetos tontos y sin valor, desechables o maneras de cerámicos que debieron servir
para algo, si las tecnologías del futuro sean tan incomprensibles para
nosotros, como son los aviones para las tribus muy primitivas en el África,
donde al ver un espejo, les quede la idea que en tiempos remotos, mediante
estos, el ser humano se podía comunicar a grandes distancias, como ahora lo
haces estimado lector con las videoconferencias, si al desaparecer nuestra
tecnología, si hacia eso nos encaminamos, porque el mundo ha colapsado, otras
formas de vida sean las que nos propongan quienes llegaron a alcanzar la
inmortalidad y, no sepan, qué darnos, para que estemos contentos y felices.
©Julio
Mauricio Pacheco Polanco
Escritor y Pensador
Libre
Arequipa,
Perú
28 de enero
de 2024
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