LO QUE NO TE HABLARON DE LAS RELACIONES DE PAREJA
Al entrar a
su casa, noté que la mujer que iba a conocer tenía hongos vaginales, que cómo
me doy cuenta de ello, pues es por el olor, eso no se puede evitar, sobre todo
si uno ha tenido cientos de mujeres y, sabe reconocer ciertos olores que son
fáciles de percibir, si es que en esto tenga mucho que ver, una estimación de
la cantidad de hombres que ella hubiera tenido.
Creo que no
es buena idea, mejor me marcho. Espera. Ella me tomó de la mano, que aún no la
has visto. ¿Crees que sólo por ver a una muchacha, estaré con ella? Bueno, que
además de ser muy atractiva, es un ángel de persona. Sí, pensé, ya me imagino qué
clase de persona debe ser, pero ángel no creo que lo sea, porque una mujer que
es un ángel de persona, no es dejada ir por cuanto varón sepa valorar a una
mujer que, siendo digna para ser elegida, uno termine por embarazarla, sea por
amor, o por querer tener una vida juntos, si eso es el amor: tener hijos con
alguien que formará parte de la vida de uno, pero eso de sentir el vivo olor a
hongos vaginales me habló muy mal de su salud o, de los amantes que ha tenido,
carentes de una buena higiene, si esto se relaciona con las enfermedades de
transmisión sexual, algo que nadie quiere padecer, como ver llagas por ejemplo
en el miembro viril, algo que nadie desea tener, sólo por estar con una mujer
que es muy guapa y que seguramente, lleva un record de amantes superior al mío.
Prendí de inmediato un cigarrillo, ante lo cual, una tía de la mujer guapa en
mención me llamó la atención diciéndome que eran una familia, con costumbres
muy conservadoras y, que nadie en su familia ni fumaba ni bebía. Bueno, éstas
son recontra conchudas, si el término concha venga de la asociación del olor de
una concha, ese fruto del mar y, el olor vaginal, si para el caso, quienes aún
no pueden sentir ese vivo olor a hongos vaginales, imagínense unas conchas
pasadas a la sartén y su aroma fuerte, intenso.
Una niña
salió con un espéculo y unas tijeras con las que estaba jugando. ¿Pero sabe la
niña con qué está jugando? Mi amiga se puso nerviosa, tosió asustada y me atinó
a decir: ¡no, no es lo que piensas!, es para un trabajo de investigación de su
colegio. Claro, el espéculo es para abrir las paredes vaginales y, las tijeras
especiales que tiene la niña, son para no sólo extraer los tampones que se usan
cuando ustedes menstrúan y, luego de haber hecho el amor con un varón
aventajado, tengan que hacer uso de esos artefactos, para sacar digamos el
tampón del útero, aunque ambos sabemos bien que es más que nada, para extirpar
los embriones adheridos a la membrana interna superior del útero, llamada
endometrio, ¿es que debo darte más detalles?, como que de ángel no tienen nada
en esta casa, ¿no piensas? ¡Es que somos mujeres!, no podemos embarazarnos de
todos los hombres con quienes nos acostemos. Vaya, recién eres sincera, sobre
todo en esa parte donde aceptan que es a ustedes a quienes no les gusta hacer
el amor con condones, claro, sé que me vas a responder, que el olor a
preservativo se siente por un par de días en las mujeres y, como que una no
puede ir por el mundo oliendo a preservativo, mezclado con orgasmos, si esos
olores los pueden reconocer hasta los púberes a los cuales se les educa en el
sexo, usando profilácticos, precisamente para no contraer enfermedades de transmisión
sexual o, provocar embarazos no deseados, si vea, saben bien aquí, cómo
solucionar esos accidentes, diré, hasta que llegue el indicado. ¿Y eso es todo
lo que piensas de nosotras las mujeres? De algunas, no de todas. Pues mira que
lo ha escuchado todo su tía que se ha quedado muda desde que empezaste a hablar
y se acaba de retirar enojada. Al menos déjame verle la cara a la mujer guapa
que dices, quiere conocer al escritor, es decir, a mi persona. No quiere ya
salir, ¡lo has estropeado todo, Julio Mauricio!, ella tenía serios intereses
para contigo. Claro, ya veo, era el último que le quedaba en esa larga lista de
fallidos intentos por querer atrapar a un varón soltero, porque estoy empezando
a dudar la procedencia del dinero que ella tiene y era su dote para una
relación estable con perspectivas de matrimonio a futuro. ¿No te das cuenta que
ya estás viejo?, ¿qué mujer querrá a un hombre que sólo sabe escribir y encima,
ni vive de la literatura? Pero es que te dije desde el principio que tengo mis
costumbres de caballero y, no ando precisamente buscando desesperadamente alguien
con quien tener una relación estable. ¿Y entonces qué haces aquí?, se supone
que aceptaste conocerla. Fue por curiosidad, porque soy muy consciente que no
existe muchacha o mujer que pueda ver como un buen partido a un escritor que no
vive de la literatura, tal cual como lo has dicho hace un momento. ¿Entonces te
quedarás en ese mundo de muchachas de la vida alegre y rechazarás a una mujer
de su casa? Mira que eso de que sea una mujer de su casa me hace entender que,
ella atendió a todas sus ex parejas en su casa, ¿sabes que esas costumbres son
muy viejas?, porque hay madres socapadoras que hacen todo lo posible para casar
a sus hijas y por fin puedan sacarlas de sus casas, para así poder disfrutar de
todo el sexo que se les dé la gana. ¿Quieres decir que la madre de la mujer que
te iba a presentar, es más conchuda que la hija? Cambiemos de tema, vamos a
comer algo, se me abrió el apetito, ¿vamos por un restaurante donde vendan
platos de carne de pescado con frutos del mar? ¡Bien perro eres, señor
escritor!, acepto si tú pagas. Pagar, ¿es decir, he ahorrado un año para darme
encontrones con una mujer de mucho kilometraje que no sirve para una relación
estable? Bueno y qué, Julio Mauricio, ¿gastarás tu dinero en mí? No,
compartiremos el plato, aquí a la vuelta, hay un rinconcito de mariscos que es
bien conocido, porque huele a conchas de mar, de mar, ¿eh?, sin que de pronto
nadie piense mal de la hija de la dueña, porque se rompen el lomo, trabajando
como negras, para ganarse honradamente el dinero que vienen acumulando desde
hace unos pocos años atrás, ¿sabes que esas mujeres que no dependen de nosotros
los varones, son las más atractivas? Ellas no te harán nunca caso, esperan más
bien alguien que también sea autónomo y sepa valerse por sí solo dentro de este
mundo donde todo es dinero y trabajo. Lo sé, pero al menos sé dónde ir a comer,
sin temer contraer una enfermedad de transmisión sexual, porque ese rincón
donde preparan de manera estupenda los mariscos y carnes blancas de pescado,
tiene la fama de no haber enfermado a nadie, digamos que son mujeres muy
limpias que brindan garantía, hasta para tener hijos, porque sabes eso que
siempre se dice: para tener hijos, es necesario el vientre sano de una muchacha
y, la salud de un semental vigoroso, si éstos hereden todas las características
del padre y la madre desde la concepción, es decir, ya sabes, si ambos gozan de
muy buena salud, el que tenga que nacer, será alguien que nunca enferme de
nada. Como que sabes mucho para ser un hombre soltero que no ha tenido nunca
hijos. Ni los tendré, ya no estoy en edad de andar cuidando bebés por las
noches, hasta que concilien el sueño, si de por sí esto es de 24 horas en
adelante, porque no basta con enseñarles a caminar, si no pierdan un ojo
accidentalmente en un accidente, golpeándose el rostro con el ángulo de una
mesa filuda, si dejo bien en claro que los hijos son para toda la vida, no
hasta cuando se marchen de casa con profesión lograda, si es que se tuvo la
suerte que no fuera desgraciado por una mujer que tenga, hongos vaginales, o
sortee con suerte ese mundo alocado y juvenil, donde se consume todo tipo de
drogas, algo que los echa a perder, si es que estas drogas como el alcohol,
están dentro de las experiencias inevitables de esta sociedad, donde los que
beben, no saben por qué lo hacen y, nunca afirmen que el alcohol los haga
felices, como que hay mucha inseguridad en las jóvenes generaciones, ¿no
crees?, puesto que necesitan beber para poder sentirse a sus anchas, porque con
el alcohol, es más fácil ser un impostor o el que se quiere ser, pero de manera
artificial, como para no sentirse juzgado o condenado por formas de ser que
sienten, no son agradables a nada. ¿Me dijiste que íbamos a comer unos
mariscos? Sí, de eso se trata otro de mis placeres, comer, además de dormir y,
bien dicho: entre tener sexo con malcriadas que sólo buscan aventuras de una
noche y, evadir a las taimadas y zorras que quieren a toda costa liberarse de
la maldición de ser las solteronas del barrio donde viven. Juzgas demasiado,
Julio Mauricio, sabes que nosotras somos las que tenemos más qué perder en
relación al sexo, ustedes nunca se embarazan. ¡Por favor!, pero mira al
angelito que pretendías presentarme, esa no perdió ni un segundo de placer en
su vida, se debe haber tirado por lo menos a unos 500 hombres. ¿Qué, o sea que
tú sí puedes tener a miles de mujeres, mientras nosotras debemos cerrar bien
las piernas para tener una honorable reputación? Esto me recuerda un momento de
la historia, donde el nazismo propuso una nueva forma de familia, en relación a
los tiempos que les tocó vivir, donde los hombres se travestían de noche en los
cabarets y, las mujeres se prostituían, llegando a cobrar más, si es que
estaban a en el octavo mes de gestación, así de destruida estuvo la Alemania
que hizo resucitar Adolfo Hitler. Y ahora me vas a decir otra vez que eligieron
mujeres así fueran polacas, sin sangre germana, sean eslavas hasta el caso,
sólo por sus biotipos y formas de ser, digamos, decentes, para un mundo donde
lo masculino sea bien definido, como el que las mujeres más selectas, fueran
las destinadas para dar vida a los que debían poblar este mundo. Olvidas que los varones debían merecerlas, si
es que ese merecimiento partía de corroborar su hombría en la guerra. Vaya estupidez,
vuelves otra vez a hablar del fallido intento de El Eterno Masculino en el
mundo. Pero si hasta Dios estuvo del lado de los que pasaron a la historia como
los representantes del mal. Sí, recuerdo esa parte de la historia, donde los
alemanes les increparan a los judíos desde los campos de concentración, antes
de ser llevados a las cámaras de gas o a los hornos, en la que le hicieron un
juicio a su Dios y, perplejos y totalmente solos en el mundo, no pudieran salir
de su asombro cuando un soldado nazi les dijera: su Dios está con nosotros,
ahora es nuestro, Él nos protege y guía, ya no los quiere a ustedes.
Entramos a
ese rincón donde vendían chicharrones de mariscos, además de cervezas y pescados
fritos a la orden, a la sazón que uno pidiera, mientras sentíamos el vivo olor
a aserrín en el piso, donde se mezclaba el olor a cervezas bien heladas y
escupitajos, no puedo decir que el mundo haya sido un lugar agradable siempre,
si con todo lo que he dialogado con la amiga que se esmera en que me case,
hemos pasado por pasajes de la historia donde el ser humano perdió la razón,
por causas justas, donde millones de inocentes perdieron la vida, antes
salvadores o superhombres que, en su vesania, creyeron tener las respuestas
para una condición humana que cada cierto tiempo, entra en una decadencia que
anhela héroes que, terminan por convertirse en los malos de las otras versiones
escritas de la historia, donde se relatan los hechos de otra manera, si es que
siempre para ustedes o para mí, existirán libros que nunca lleguen a nuestras
manos, como para saber de otros puntos de vista, con otros registros avalados
en hechos reales que, han sido omitidos en los textos tediosos y sangrientos
que llegaron a nuestras manos, cuando quisimos entender la historia del homo
sapiens.
Nos sentamos
a la mesa y ordenamos un filete de corvina con sus respectivos limones, con
bastante canchita o maíz tostada y crocante, acompañado de chicharrones de
pulpo, calamar y tolinas, con papas bien crujientes o fritas, mientras se
escuchaba desde el estéreo del local, la música que estaba de moda sin que a
nadie le molestara o prestara importancia, porque uno va a esos rincones donde
se come bien, sin hacer preguntas ni mostrar quejas, por la buena fama que
tienen, si eso sea una cevichería de confianza, a la cual asisten regularmente personas que como yo,
evadimos el olor a hongos vaginales, para en vez de contraer una enfermedad de
transmisión sexual, cambie la versión de los hechos y, me sirva de unos
suculentos platos de aromas similar, pero de muy sano provecho.
La comida es
como el sexo, para cada vagina de cualquier mujer, hay un plato preparado para
evocar su aroma sexual. ¡Vamos, Julio Mauricio!, no empieces otra vez con tus
cátedras de sexología, con comer basta, que me haces sentir avergonzada con
todos estos aromas que se sienten aquí, mejor comamos. Pero es que ¿no te
parece maravilloso entrar a locales como éste, donde, los olores vivos a
aparatos sexuales femeninos reinen en su atmósfera? ¡Basta!, esto me está
generando un trauma. Pero te gustan los mariscos. Ya no sé si son sabrosos o
tenga la misma sensación que sienten ustedes, los hombres, cuando tienen la
sensación de, estar sirviéndose comida con sabor a agua de calzón. Ja, me has
hecho reír, mira que eso es muy común, es más, si nos invitaban a comer en la
casa de ese ángel de persona que me ibas a presentar, me hacían el trabajito y
allí quedaba amarrado hasta cuando recuperara la razón y volviera en mis
cabales, preguntándome, ¿dónde carajos me vine a meter? Pero es que sabes bien
que las más cochinas son las que mejores amarres te hacen, ellas pueden hacerte
lograr tener más de 10 veces sexo por día, mira tú de lo que te has perdido. Sí,
sé a qué te refieres, el cochino sexo que nos da alegría y felicidad, pero eso
es sólo ceguera, pasión juvenil de los cincuentones, de aquellos que usan las camisas
desabotonadas y muestran el pecho por plenas calles, alardeando de estar con
una mujer que los ha enchuchado tanto, que hasta creen que están saliendo con
la mujer más bella de todas, alguien que se parece mucho a las actrices del
cine más taquillero. ¡Bah!, lo mismo nos pasa a nosotras con ustedes, sólo que
nunca lo decimos. Sí, sé muy bien esa parte del libreto, nos convencen que
somos feos, horribles, dentro de todas las humillaciones que debemos aguantar,
sólo para chancarlas duro en la cama, si es que se esmeren en complacernos
tanto que, terminemos embobados o muy alterados en nuestra testosterona, como
que mucha leche, ¿eh?, ¡cojones!, para lo que sirve el sexo, para unir a un
varón y a una mujer que, terminará llegado el momento de, no soportarse, hasta llegarse
a odiar. Ustedes tampoco no se quedan atrás, tienen sus propias maneras de
hacer que caigamos fácilmente en sus redes. Eso no es cierto, si fuera por dinero,
estaremos de acuerdo que ése es el mejor atractivo sexual que podamos tener,
que he visto a muchos bailar muy bien por horas de horas hasta creer que han
conquistado a la mujer del magnate, quien observa a su mujer dejarse seducir
por el buen bailarín que, parece tener éxito en el cortejo y hasta crea, se
llevará a la cama, a la mujer del magnate, pero mira cómo es de cínico el amor,
porque mientras él toma de su whisky y deja ser feliz a su pareja, al terminar
la noche, sabe que ella dejará al experto en el baile, porque las mujeres no
quieren hombres sin dinero, sino hombre solventes, así sean maduros, muy
maduros, que ése es el negocio de ellas, darles un hijo y con éste, asegurarse
de por vida la existencia, si es que no enviudan y heredan toda la fortuna del
magnate. Entonces para ti, Julio Mauricio, todas tenemos precio. No, las que
tienen dinero eligen a sus parejas. Me haces sentir mal, te has expresado como
un recalcitrante misógino todo el momento, ¿puedes decir algo a nuestro favor? Sí,
que, por favor, mejoren sus técnicas de manipulación y maneras de mentir,
porque el libreto que me muestran es muy repetido para mí. ¿Sabes que te estás
haciendo viejo? Bueno, eso nos pasa a todos. ¿Sabes que estás perdiendo tu
atractivo por más famoso que seas como escritor? Ante ello nadie puede hacer
nada, sea uno célebre o un don nadie, es parte de la vida, aunque dicen que soy
un hombre sabio que tiene muy claro lo que quiere de la vida. Pero cada vez
tienes menos oportunidades para el amor, como que te estás quedando sólo con
las muchachas de la vida alegre. Bonito destino para quienes queremos sólo dedicarnos
a escribir, estudiar y, tener experiencias como la que tuve esta tarde contigo.
Nos debe estar odiando. Se quedó con los crespos hechos, sin salir de su habitación,
tratando de saber, por qué ella no se da cuenta que huele a zorra. Vamos, venga
que estamos juntos, mañana trataré de hallar un varón que te convenga para que
seas feliz, ¡No quiero eso, Julio Mauricio! ¿Ves cómo me haces sentir, cada vez
que quieres que me case con una de tus conocidas? Es que ya debes casarte. Tú también.
No, para mis 9 ex parejas que he tenido, no me han quedado ganas de tener una
relación de pareja estable de por vida. Bueno, como que estamos igual, ambos
hemos fracasado en nuestros intentos de tener una pareja estable. Qué nos queda
sino comer, ¿chicharrones de mariscos? Es parte de la vida el saber comer. ¿Y
después qué? Sonreírle a la vida, es lo más fácil. Claro, como si fuera de
piedra como tú, si al menos tuviera tu don fecundo de escribir hasta dos novelas
breves en un día. Pero igual escribes. Nada, un libro de micro cuentos cada
año, literatura intrascendente que nada aporta a la comunidad de intelectuales
donde todos están ávidos de querer saber, qué vivimos los escritores en esta
parte del mundo. Creo más bien que se alimentan de nuestras biografías, ¿sabes
que he muerto para mis biógrafos más de 20 veces? Al menos a ti te matan y eso
te permite hasta muerto, estar vigente, de mí sólo se habla cuando publico un
opúsculo de poco más de 30 páginas, con encuadernación de lujo, como para hacer
la apariencia que es un libro grueso, de esos que parecen de mil páginas y
nunca nadie terminó de leer. Bueno, la parte que le toque a cada quien, ¿nos
tomamos un par de cervezas bien heladas? ¡Julio Mauricio, me pones mal, sabes
que eso me coloca!
Mostré el
condón como para que ella se sintiera segura conmigo, eran dos amigos, varón y mujer,
que no creen en las relaciones de pareja. Vaya tiempo para modernos los que vive
nuestra generación.
©Julio
Mauricio Pacheco Polanco
Escritor y Pensador
Libre
Arequipa,
Perú
24 de enero
de 2024
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