EL ESCRITOR QUE RECHAZA LA OFERTA DEL DIABLO
AREQUIPA, PERÚ
04 de junio de 2024
©Julio
Mauricio Pacheco Polanco
Todos los
derechos reservados
Escritor y
Pensador Libre
Arequipa,
Perú
04 de junio
de 2024
Winston Churchill
no paraba de tomar whisky escocés, el discurso del nunca rendirse, que se
escuchó en el viejo mundo, contra la Alemania de Adolfo Hitler, lo dio ebrio.
Stalin no paró nunca de tomar vodka. Roosevelt seguía la tradición de cuando se
promulgó la Ley seca en USA: bebía dentro de la Casa Blanca. En las imágenes
donde éstos se encuentran, cuando Alemania fue derrotada, estaban ebrios, pero
nadie percató ello, eran buenos bebedores, tenían cabeza para aguantar fuertes
licores.
En plena
revolución mexicana, los sacerdotes bebían vino sin querer resistirse. Las aduanas
traficaban con La Ley, el coñac y el vino; la cerveza no era tan buena como
para aliviar el miedo que sentían antes de estar frente al paredón.
Jesús probó
de la sangre del demonio, del vino, ¿es que nadie puede vivir en este mundo sin
depender de ninguna droga?
A mis 27 años
estaba yendo contra todos los mercados del mundo: no consumía cigarrillos, no
bebía, ni necesitaba hacerlo, no estaba obligado a tomar drogas legales, estaba
destruyendo mercados sin saberlo, por ser el referente de alguien que,
demostraba, la vida es otra cuando no se está atrapado dentro del influjo de
las drogas.
Recuerdo que
despertaba a las 04:30 a.m. y salía a trotar, haciendo correr a los perros
bravos que encontraba en mi camino, para tener una ruta ganada por donde correr
todas las madrugadas. Al regresar, aseaba toda la casa donde vivía, sin tener
cansancio alguno, luego, compraba 4 periódicos, para leerlos de principio a
fin, con mucha lucidez, para descansar un momento, sin poder conciliar el sueño
y, luego lavar diariamente la ropa que llevaba y, regresar, para encerar otra
vez el piso de mi habitación hasta dejarlo como un espejo. Ese vigor, esa fuerza,
era producto de un hombre virgen que, por condición innata, sin necesidad de
drogas, revelaba qué es un ser humano sin cigarros, alcohol o drogas legales
recetadas por un psiquiatra, drogas que consumiría en contra de mi voluntad, meses
después si es que fui internado 5 veces,
en medio de un contexto donde hubo un complot ante mi persona, por ser el
ejemplo de quien iba contra el sistema, mientras en el entorno, todos se
drogaban, todos bebían y, la mayoría consumía drogas legales para no tener
miedo, siendo ya conocido como poeta.
Era alguien
genuino y sin miedo. Una fama que me mostraba como el hombre de 27 años que iba
contra todo, por el derecho a llevar una vida sana. Caminaba a una velocidad increíble
y en mi marcha, me cedían el paso las personas, conocedoras de mis sanas
costumbres. Estaba destruyendo mercados inmensos, alguien no dependía de nada,
alguien de un metro ochenta, con 65 kg de peso, alguien que no había transado
con la corrupción, el poeta, el que lanzaba gritos tan fuertes, que llegaban a
silenciar a toda una ciudad, por llegar mi voz hasta los rincones más alejados
de ésta, en el acuerdo de un silencio, donde se quería escuchar con respeto,
qué decía un hombre rebelde, alguien que estando solo contra el mundo, se
revelaba ante un destino impuesto a las demás personas, no sólo en Arequipa,
sino, en todo el mundo.
Ahora, a mis
52 años, luego de haber probado después de más de 10 años, una botella de vino,
percaté que ésto, combinado con el amor, si es que hay mujeres muy bellas que
pueden derrotar a uno, era la peor de las desgracias ante las cuales podía
caer, de manera definitiva. Pero todo es mejorado con el tiempo, como la
cerveza. Quítale al hombre los placeres de la carne, las mujeres, las putas,
¿qué ilusión ha de tener para seguir vivo?
De ser un
hombre lujurioso, que despreció la masturbación y fue de conducta sibarita,
adicto a las mujeres, al percatarme que éstas, dentro de sus mañas más viejas,
usaban la fosfodiesterasa para inhibir mis erecciones, negado por enésima vez
al trato con ellas, en un contexto donde el feminismo está en contra de
nosotros los varones, donde la Ley está del lado de las mujeres y, de cualquier
cosa lo pueden denunciar a uno, si es que tener una relación estable implica
tratar con muchachas con trastornos mentales o, tóxicas que creen que todo en
el amor, se resume a sus vaginas, si además debería trabajar, si es que no
tengo otro oficio que el de escribir, si estén muy de moda las infidelidades,
si las relaciones de pareja para mí, sean una causa perdida, si tenga ya 52
años y pocas oportunidades laborales, sin saber cómo hace la gente para vivir,
tener autos del año, dinero, mucho dinero, como para pagar carísimas universidades
donde sólo se está por tener dinero y, donde las relaciones se basen en quién
tiene más dinero, sin importar si sean personas ilustradas o no, en pleno
fracaso de las universidades, donde es suficiente con asistir a clases y pagar
la mensualidad, para pasar de semestre y llegar a terminar una carrera, donde
las muchachas se dedicaron a aprender cómo evitar embarazos no deseados, si es
que el sexo sin condón, es más agradable para mujeres como para nosotros, los
varones, si la ciudad sea tan grande, que es bien probable, hasta las muchachas
ignoren, de qué varón estén embarazadas. Porque acabas las profesiones, ya
saben cómo transar con la corrupción y hallar de dónde hacer dinero fácil, sin
tener que trabajar.
En este
medio, el trabajo es sólo para los tontos. Y así se miran entre las personas,
mientras se hacen derroches de dinero cuantiosos, sin que pueda precisar cómo
es que puedan gastar tanto, si nunca trabajan.
Sea el
cigarrillo y las drogas legales que debo tomar, porque así lo impone el
mercado, porque puedo dejar el cigarrillo mentolado o las drogas legales que me
receta el doctor, sería otra vez esa amenaza para los traficantes de drogas
legales o ilegales que, me verían como el hombre feliz que, no depende de nada
y conoce qué es la vida.
Por consenso
pues, debo aceptar lo inaceptable, si es que se me prive de tener sexo, una
aberración, porque las muchachas buscan hombres con dinero, algo que rechazo,
por las razones que expondré de inmediato.
Soy el
escritor que se niega a tener dinero o vivir de la literatura, al hecho que
éste sea mi libro u opúsculo número 166, por saber que, con dinero, tendré
afectos falsos, si sé, las mujeres sólo buscan varones con dinero, sin que les
importe las cualidades genéticas, moral o procedencia, ¿les dice mucho que el
sexo que he tenido casi toda mi vida fue con putas? Si el amor dentro de la
claridad de mi visión, no existe, deba expresar además que, teniendo mucho
dinero o, llegando a vivir de la literatura, estaría expuesto a consumir
diariamente, un six pack de cerveza, algo que se siente desde el despertar
hasta antes de dormir, si es que sea más poderoso que un viagra ante el apetito
sexual y la potencia de sus orgasmos, pero eso sería la perdición para mí, la
perdición que fue de Jesús, Winston Churchill, Stalin o Roosevelt.
No conozco
persona alguna que no dependa de alguna droga. Dejar el cigarrillo y las
pastillas para dormir, sería declararle en solitario, la tercera guerra mundial
a los grandes mercados que mueven estas drogas.
Alguna vez,
alguien me dijo que jamás bebiera un vaso de licor, que era la sangre del demonio
del cual nunca se salía. Que hubo gente que nunca bebió en su vida y, al probar
un vaso de licor, sintió el efecto rotundo de la droga que, no paró nunca más. La
advertencia es mayor: con el alcohol, se empieza con las demás drogas. Alguien me
confesó: consumo alcohol y marihuana, cocaína, pero ya no me hacen efecto,
necesito de una droga más fuerte. Algunos tienen sexo con estas drogas y sí, al
principio en sus confesiones, las sensaciones son fulminantes, generando una
adicción donde los sentidos explotan en pleno orgasmo. Que las putas se
prostituyen para tener dinero y comprar drogas, eso es algo que todos sabemos,
no lo hacen por necesidad, lo hacen porque necesitan de las drogas para no
morir del espanto que provoca la realidad, un espanto que observo diariamente y
afirmo, es imaginario, como la mayoría de creencias que tienen las personas
desde que las educan en sus hogares y en erradas enseñanzas, sólo aportan
enfermos mentales a la sociedad.
Soy pues el
hombre que vuelve a enfrentarse contra el Diablo, Demonio, Satanás, Lucifer, o
como quieran llamarle, si es que, a esta hora, los sacerdotes estén dando misas
ebrios o, haya revelado que Lucifer es la diosa de la fertilidad, sea Venus o
Afrodita, si recién entienda el por qué en todas las fiestas, siempre hay que
beber algo, porque eso despierta el deseo, si muchos matrimonios se basen en la
unión de parejas que se amaron en borracheras sin darse cuenta de las
consecuencias: un embarazo y la Ley de por medio, para casar al hombre y la
mujer, a la fuerza.
¿Quién impone
como condición el licor en las reuniones sociales? ¿Pueden las personas
socializar sin bebidas alcohólicas? Bastante enfermo está el ser humano como
para huir de los olores de cocina y creer que proviene de su recto, en
deformaciones sociales donde al varón lo obligan a casarse, porque las mujeres
a los 30 años ya están viejas y no sirven para ser madres, si sea corta la vida
sexual fértil de la mujer, a diferencia de nosotros los varones.
Así, dentro
de todas las guerras que libro, estoy frente a la más fuerte: rechazar toda la
fortuna del mundo, por saber que en vez de hacer grandes obras, mandaría todo
al carajo y, me dedicaría a beber mañana, tarde y noche, sin importarme con lo
que ocurra en el mundo, si es que tenga sexo o jarana con todas las mujeres que
quisiera, si he visto con mis ojos, la desdicha de los alcohólicos, sus ataques
de pánico, su desesperación por beber, llegando a vender todo lo que tuvieran a
su alcance, para seguir consumiendo cerveza, si recuerde a un conocido que me
comentó: botó a su padre a la calle, porque al no tener más dinero para
consumir cerveza, vendió los muebles que estaban en la sala y, siguió tomando.
Esto es tarde
o temprano. Estas drogas hacen efecto en las personas en cualquier momento. Puedes
decir que no es contigo, pero llegada la hora en que surta efecto la adicción,
no habrá más retorno de por vida. Si ya en mi juventud, en una reunión entre ex
compañeros de clases, al verme fumar compulsivamente en cigarrillo, el que
bebía cerveza y fumaba marihuana, para luego esnifar cocaína afirmara: no eres
drogadicto sólo porque no tienes para comprar las drogas que consumo, mientras
fumaba yo compulsivamente cigarrillo tras cigarrillo, y no comprendía lo que éste
conocido me decía.
Ésta fue la
tentación que no pudo rechazar Jesús del Diablo y, la derrota del ser humano
ante las drogas, porque los primeros patriarcas, los que formaron pueblos,
tuvieron intelectos enfermos y, no supieron enseñar a sus descendientes, cómo
ser felices sin tener que consumir drogas, como el alcohol y todas las que
ahora existen. El problema está en cómo se educa y premia a las personas, en
cómo se les consuela, en el no saber cómo reaccionar ante momentos cruciales y
difíciles, antes de declarar: “ya no me importa nada”, o el: “ya lo perdí todo”,
porque encima, en esas borracheras, se cruzan todas las fronteras y se conoce
de las desviaciones sexuales y demás depravaciones.
Calo de mi
cigarrillo mentolado, pruebo de mi Cool Fresh, bebida refrescante sin alcohol
y, medito sobre el cómo renuncio a toda la riqueza del mundo, para no estar
bebiendo todo el día y la noche, para no ser una lacra social, para no evadirme
de la muerte o el miedo, si sepa, el Diablo me acompaña a todas partes, y
fracase ante mí, por no tener dinero para comprar un six pack, si es que pueda
decirle No a la cerveza, algo que muchos seres humanos no pueden, sin que me
atreva a juzgarles, porque el ser humano está expuesto, sin que exista nadie
que se libre de estas drogas, si así, derrote al Diablo y, toda su fortuna que
quiera ofrecerme, si alguien me dijo antes: cuando se aparece el Diablo, es
para darte fortuna, si así mis brazos venzan a este zopenco, por darle mucho
valor a mi libertad, así sea una vez más, desde la soledad en el mundo, dentro
de un ostracismo sin mujeres, en días intensos donde no pare de hablar,
sin tener esa sed que tienen los que
beben, los que fueron derrotados por Lucifer, los que no entendieron por qué
Jesús convirtió el agua en vino, en las célebres Bodas de Canaán, de las que
debían salir más casados, si con el vino ingerido, hasta la más fea, se le vio
como a una diosa.
No seré
eterno como este cosmos, pero te he vuelto a matar, Satanás.
Lectura apta
para todos, muy al hecho del título, en la encrucijada del que es tentado por
el Diablo, con toda la fortuna del mundo, a cambio de estar perdido, en un
mundo donde nadie tiene la voluntad de poder elegir, entre lo que es bueno o
malo para uno. ¿Dónde empieza el infierno y dónde acaba el cielo? ¿Conoces la
sangre del demonio que has de beber, para no tener escapatoria? Un opúsculo
fundamental, desde la condición de impoluto e incorruptibilidad más genuina, en
defensa de quien escribe y, los que lean lo que se omite de nuestras
sociedades, sin que el autor tenga miedo a la libertad, a la vida y, sea éste
escrito, un canto de triunfo ante el peor de los males que ha vencido a la
humanidad y, les impide ver cómo es el mundo en su verdadera magnitud, si en
esta obra el Diablo le ofrezca a Julio Mauricio Pacheco Polanco, todo el dinero
del mundo, a cambio de su perdición, dentro de la exaltación de lo humano, de
la victoria de los superhombres, los que hemos ido más allá de cualquier tipo
de experiencia, desde lo más extremo, en la inspiración más fuerte que existe.
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