CUANDO LE GRITÉ A LA LUNA: ¡NUNCA ME VENCERÁS!


 


A mis 17 años comprendía que mi pelea nunca fue con el mundo, sino contra mí, por las vergüenzas que pasé por un organismo sobre el cual no tuve voluntad

De si soy amo y soberano de mí, es porque resistí, no por obra de algún dios

Tuve experiencias que a otros los pudo conllevar al suicidio

También, como a todos, la ciudad conspiró contra mí para que muriera y no morí

Aquella noche llovía y podía verse en el cielo nocturno aún la Luna, tengo ahora 53 años y sigue en pie mi voz franca y fuerte: ¡Nunca me vencerás!

Si este grito, supe, por mis estudios, es milenario y todas las personas lo dijeron alguna vez

Es que no vemos a dios, a alguien se le debe echar la culpa de lo que nos ocurre en contra de nuestra voluntad

Ahora veo a mis años, la vida es un engaño, ¿tú que eres joven, sabes qué es la vejez?

Porque todos conoceremos la vejez tarde o temprano

Hasta los más fuertes o los amos del mundo

¿Puede a esto llamarse la Ley de la vida?

Esto es una gran incoherencia, la juventud es muy breve y no da tiempo para ser feliz, sólo para competir, pugnando por trabajos donde se pierde la salud

Y si hubiera varón con un buen trabajo, será elegido para ser el patrocinador de quien le vea como un buen partido para que le dé casa, comodidades y lo necesario para no tener que trabajar, ser mantenida por un hombre que será humillado por su jefe en el trabajo, si encima, éste tendrá que aguantar a su mujer que con nada esté contenta

Pero tú no has visto la vejez, no has visto el rostro de los que mueren, dentro de toda su tragedia, el saber que enterraron a personas que despertaron dentro de un nicho dentro del peor de los infiernos

No pueden decirme que todo es obra de dios. Las ciudades, la tecnología, todo lo que sea civilización, ha sido creado por el hombre, porque el resto, la naturaleza, es una fuerza que no nos quiere: maremotos, terremotos, inundaciones por fuertes lluvias, pestes, erupciones de volcanes, climas gélidos o muy calurosos, ¿eso debemos agradecer cada vez que se busca un lugar seguro para fundar una ciudad?

Te diré Luna que estoy muy viejo como para creer en la muerte, si bien, un sabio chino escribió: “vivimos sin saber lo que es la muerte, morimos sin saber lo que es la vida”, precise, sé qué es la vida y, sé qué es la muerte, por ello creo en los patriarcas superlongevos, mi visión de la vida es otra, otra es mi sabiduría, por ser impoluto e incorruptible

Hoy no alcanzó para comprar una Cool Fresh, son tiempos muy austeros, demasiado como para entender a los que no tienen para comer, para sus medicamentos, para pagar el alquiler si es que no tuvieran casa propia, los recibos del agua, la luz, internet, celular, si es que hablara de una sola persona, no de un hogar, una familia, donde además se deba añadir gastos en ropa y estudios que tampoco no garantizan nada, aquí todo es por favoritismos, por tener un conocido en algún lugar donde se pueda trabajar

Me ofrecieron el trabajo de ser catedrático en la Facultad de Filosofía y Humanidades, pero rechacé la propuesta, al hecho de haber sido invitado por ser un escritor muy ilustre, la respuesta es clara: ¿por un trabajo donde ganaría bien, dejaría solo a mi padre?, ni todo el dinero del mundo compensa los actos de consciencia, mi padre me necesita, así tenga una economía muy apretada y como escribí hace un momento, luego de haber rechazado la propuesta de ser catedrático, hoy no habrá para Cool Fresh

Cómo será en un par de años si es que los precios de los alimentos aumenten más, ¿tú que te atribuyes la creación del universo y la vida, tienes respuesta para ello?

Mira cuánto tiempo ha pasado desde aquella noche de lluvia en que te grité que no me vencerías. Ya vencí una pandemia donde se llegó a decir desde los medios de comunicación que, en Perú, todos moriríamos

¿Dime pues ficción humana, quién es el bueno?, si me niegue a tener hijos para que no pasen por todo lo que paso, para que no lleguen a la vejez y comprendan todo lo que ahora comprendo: ¡esto es una gran estafa!, ¡no hay nada qué agradecer! ¡Así te juzgo yo!

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