UNA VIDA SENCILLA Y SIN PROBLEMAS


 


Si no hubiera hecho caso a las consignas generacionales, mi vida sería mucho mejor de la que ahora llevo, si es que llevo una vida ideal, dedicado sólo a escribir.

-la generación a la que pertenezco debe salvar el mundo

-el mundo no me dio nada, fue mi familia quien me construyó el apartamento que tengo

-es la pensión del Magisterio de mi padre la que me permite escribir con libertad

-no vivo de la literatura, al hecho de ser leído en diferentes partes del mundo

-sobrepasé toda expectativa, más de 180 libros, algunos de más de 1,000 páginas

No me quiso dar esta ciudad mujeres para amar, pues bien, le hice el amor a 4,200 veinteañeras de la vida alegre y, cuando amé en otra ciudad, no aguanté el carácter de ella y la última vez que me llamó a medianoche, la mandé a la mierda

-leí todo lo que quise y sigo estudiando a mis anchas

-no hay nada de qué arrepentirse, eso fue lo que me tocó vivir y lo hice con coraje y sin miedo

-¿estuvo en su momento toda la ciudad contra mí?, diré que los malvivientes, por un plato de comida me hicieron la vida imposible, nunca supe quiénes era mis enemigos, no lo sé hasta ahora, sólo sé que se cansaron de joderme y que ahora, llevo una vida sencilla y placentera

El pollo con salsa de ostión, con camotes fritos y una buena porción de arroz salió delicioso

Tomé sol con mi padre hasta hace un momento, más tarde, por la noche, llamaré a mi madre para saber cómo está

-prendo un cigarrillo mentolado, estoy animado, compré de tienda Mass mi Cool Fresh helada, diré que es mi vitamina para escribir mejor, escribir como a mí me gusta, sentado en el estudio que está dentro de mi dormitorio, este dormitorio donde hice mías a muchas mujeres

-no ambiciono lujos ni codicio el bien ajeno, soy alguien que aprendió a ser austero, alguien que sin ser conformista, comprendió, la vida no es sólo acumular riquezas, el respeto vale mucho más que eso, más aún si viene de alguien que escribe y es honesto, honrado

-es cierto, fui un escritor comprometido, hice marchas por la paz mundial, quise irme hasta Bagdad con Juan Pablo II a quien le mandé una carta, sin importarme morir en plena proclama, para que cese la guerra del 2003 entre USA e Irak, ¿qué gané con eso?, el casi perder la vida y el aceptar un diagnóstico que me convirtió en un fármaco dependiente, después, todo es olvidado, absolutamente todo

-es cierto que vi la Estrella de David en el cielo nocturno de Arequipa antes de hacer mi peregrinaje que debía culminar en El Vaticano, lo cierto es que no fue una revelación, fue un holograma, no hay manifestaciones divinas, unos amigos norteamericanos me dijeron: Mauricio, ni alucinaste ni tuviste una revelación divina, ¿sabes cuántos siglos de antigüedad tienen los hologramas?, viste un holograma

Donde radico, usan a los jóvenes como carne de cañón por intereses mayores, fui pues carne de cañón para los de la inteligencia

Te diré que leas libros para saber de esto, para que no te usen como me usaron muchas veces, hasta hacer reventar mis vísceras y gritar solo o con decenas de miles de personas en las plazas y calles

Tú a lo tuyo, trabaja si puedes trabajar y, cuida tu trabajo o, estudia si puedes estudiar, aprovecha ello al máximo, fui yo un muchacho de poca salud en mi juventud que, impedido, no puede hacer realidad mi sueño de aprender, estudiar, por esa razón, me encerré por décadas en las bibliotecas días enteros, durante todas las semanas del mes, por querer saber qué decían los hombres que tuvieron que decir mucho por haberlo vivido todo

-era todo un ritual abrir esos libros antiguos, donde las páginas eran de un material especial, con su propio olor a libros de estantes, que si llegué a leerlos todos, eso reza la leyenda, aunque en realidad sí me hubiera gustado leerlos todos

-les faltó decirme lo más importante, más aún del compromiso del escritor: llevar una vida sencilla y sin problemas, creo que esa máxima resume el verdadero compromiso del escritor al momento de escribir un libro, no imponer causas o luchas en tiempos de paz

En breve serán las 4 de la tarde, tengo cocidas las presas de pollo en salsa de sillau, falta hacer el arroz blanco de la tarde y freír los camotes, si pueden notar, voy por los 54 años a cumplir y así, en mi dulce y apacible soledad, sin recibir órdenes de nadie, sin escribir bajo algún dogma, ideología o servilismo a algún partido político, pertenezco a esa estirpe de pensadores libres que han acumulado la sabiduría necesaria para existir sin temerle a nada ni a nadie

-aprendí a vivir mejor dicho y, eso es lo que todos tenemos como deber aprender.

Es curioso, conversando con una española que le agrada leer mucho, al decirle que quise salvar el mundo, ella afirmara: ¡Y lo lograste, salvaste al mundo con tus escritos! En realidad, no sé si quiso congraciarse conmigo, lo cierto es que cada vez que escribía, lo hacía con ese propósito, ahora sólo escribo sobre el deber que tiene todo escritor para con sus lectores, hacerles entender que lo primero por hacer es lo que escribí párrafos arriba: aprender a llevar una vida sencilla y sin problemas, todo lo demás, escapa a nuestras voluntades, por más tercas u obstinadas que sean. ¿Quedó claro?

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